8/10/2021, 18:32
Era de esperarse, pensó Suzume. A ella no le divertía leer largas páginas de blanco y negro. Y apostaba que a Saki mucho menos. Es más, ¿Había algo que divirtiese a la morena? La pelirroja chasqueó la lengua y sonrió.
Era en realidad una intriga hecha persona, aquella Saki.
—Claro. Un té suave y dulce estaría la mar de bien. ¿Quieres tú algo, Saki-senpai? ¿Debería llamarte senpai? Técnicamente llevas más tiempo que yo en esto de ser ninja... Pero no sé si estás de acuerdo.
Soltó una risita mientras vislumbraba la espada que la morena llevaba. Se preguntó si algún día podría empuñar algo así de guay, aunque algo le decía que era demasiado débil para hacerlo. Se encogió de hombros y alzó la vista hacia los ojos de Saki.
—No sé. Llevamos rato viajando, no sé si deberíamos esperar hasta mañana para ir al café con el cien por ciento de energía, o si ir apenas llegar y recargarnos de energía allí. ¿Qué dices?
Sus ojos no se apartaban de los de su interlocutora. Era como si quisiera forzarla a sonreír a base de miradas tiernas. Era una especie de estatua de hielo, de magnífica hechura en escarcha permanente. Se preguntó si podría derretir aunque fuese un ápice de ella.
Era en realidad una intriga hecha persona, aquella Saki.
—Claro. Un té suave y dulce estaría la mar de bien. ¿Quieres tú algo, Saki-senpai? ¿Debería llamarte senpai? Técnicamente llevas más tiempo que yo en esto de ser ninja... Pero no sé si estás de acuerdo.
Soltó una risita mientras vislumbraba la espada que la morena llevaba. Se preguntó si algún día podría empuñar algo así de guay, aunque algo le decía que era demasiado débil para hacerlo. Se encogió de hombros y alzó la vista hacia los ojos de Saki.
—No sé. Llevamos rato viajando, no sé si deberíamos esperar hasta mañana para ir al café con el cien por ciento de energía, o si ir apenas llegar y recargarnos de energía allí. ¿Qué dices?
Sus ojos no se apartaban de los de su interlocutora. Era como si quisiera forzarla a sonreír a base de miradas tiernas. Era una especie de estatua de hielo, de magnífica hechura en escarcha permanente. Se preguntó si podría derretir aunque fuese un ápice de ella.