15/10/2021, 15:39
Suzume tomó su maleta cian, llena de pegatinas y etiquetas de colores (y su mochila a juego), se puso un enorme y esponjoso abrigo morado, y bajó del tren tras Saki.
—Woah... Qué extraño el cielo —soltó, mirando hacia arriba como una pequeña niña curiosa. Claro que había visto el cielo despejado antes, incluso antes de viajar en tren, era simplemente que le gustaba verlo, y lo encontraba tan ajeno a ella, tan curioso —. Tal vez debería cantar algo al respecto. Digo, no justo ahora~ ¿Te gusta el sol, senpai?
Soltó una risita, ajustándose el abrigo para resistir el invierno del País del Bosque, que si bien no era tan cruel, no quería resfriarse.
—¡Andando, Saki-senpai! —dijo Suzume, con todo el ánimo y la convicción del mundo, mientras avanzaba a paso firme para salir de la estación.
—Woah... Qué extraño el cielo —soltó, mirando hacia arriba como una pequeña niña curiosa. Claro que había visto el cielo despejado antes, incluso antes de viajar en tren, era simplemente que le gustaba verlo, y lo encontraba tan ajeno a ella, tan curioso —. Tal vez debería cantar algo al respecto. Digo, no justo ahora~ ¿Te gusta el sol, senpai?
Soltó una risita, ajustándose el abrigo para resistir el invierno del País del Bosque, que si bien no era tan cruel, no quería resfriarse.
—¡Andando, Saki-senpai! —dijo Suzume, con todo el ánimo y la convicción del mundo, mientras avanzaba a paso firme para salir de la estación.