17/10/2021, 19:41
Umi apartó la mirada y jugueteó con su pelo, distraída, mientras su hermana intentaba escrutinarla con la mirada. Afortunadamente para ella, Sushi era algo fugaz y, tras apreciarla, cogió su cesta y salió disparada. Umi se fijó entonces en el reloj de la cocina. «Solo son las doce... Además, el Jardín de los Cerezos es enorme. ¿De qué sitios habla?» La muchacha suspiró negando con la cabeza, tomó su propia cesta y salió detrás de su hermana.
La luz del sol le golpeó en la cara y esgrimió una mueca. Trató de dilucidar dónde se encontraba la culo inquieto de su hermana y se apresuró a seguir sus pasos.
—Hay que ver, Suzaku. Eres una prisas. ¿Ya has digerido el desayuno acaso?
La luz del sol le golpeó en la cara y esgrimió una mueca. Trató de dilucidar dónde se encontraba la culo inquieto de su hermana y se apresuró a seguir sus pasos.
—Hay que ver, Suzaku. Eres una prisas. ¿Ya has digerido el desayuno acaso?