5/11/2021, 11:00
Ante los ojos de Saki, y seguramente de Suzume, parecía la viva encarnación de la primavera. Tan alegre y jovial, que contagiaba a los de su alrededor con esa sonrisa, su pelo anaranjado era largo y libre, como seguramente ella. Sus abiertos ojos llenos de vitalidad eran de un color marrón muy claro, por lo que seguro que el sol le molestaba cuando brillaba con fuerza. Aunque cuando se alejó para dar los pedidos en la cocina del local, la temperatura pareció haber bajado ligeramente. Lo que hacía que más que la primavera en sí, fuera más bien el verano. Aquello hizo que Saki se girara al notar aquella extraña sensación, como de haber separado una cálida estufa de su lado, dedicándole una última mirada a la chica antes de devolverla a su acompañante.
Suzume parecía cuidar su imagen al milímetro, cosa que era más que normal debido su sueño y afición. Su piel se veía suave y palida debida al clima de Amegakure, lo que hacía que contrastara de forma hermosa con sus cabellos rojizos. Sus ojos eran de un color violeta que en ojos de la morena se veían radiantes y llenos de vida como los de la chica que es había atendido. Siguiendo la temática, Saki pensaba que si Suzume fuera una estación, sería también la primavera y sin mucho lugar a dudas, ella el invierno.
Fría, callada, distante y una piel blanca como la nieve que daba una sensación de pureza y enfermedad a partes iguales por la palidez de su piel, contrastando mucho con el intenso color azul de sus ojos y su larga melena oscura. Realmente ella por si sola contrastaba bastante con Suzume, pero añadiendo aquella tercera chica a la ecuación, hizo que fuera mas notorio y evidente. ¿Debía molestarle? Porque no era así, en su lugar, se sentía bastante cómoda al estar con ambas pese a ser tan enérgicas y vivaces.
— Suzume — quedaría algo repentino aquella llamada por su nombre, hubiera habido silencio o esta estuviera entablando conversación. — ¿Cuánto tiempo reservaste el hotel? Estoy en mis días libres pero aun así...
Con el tiempo que llevaban, Suzume ya se habría dado cuenta de que la chica no conocía la palabra "descanso". Siempre estaba ocupada entrenando, estudiando o cualquier otra cosa, y la había engañado un poco para forzarla a venir con la excusa de que si era su sensei, debía ir con ella.
Suzume parecía cuidar su imagen al milímetro, cosa que era más que normal debido su sueño y afición. Su piel se veía suave y palida debida al clima de Amegakure, lo que hacía que contrastara de forma hermosa con sus cabellos rojizos. Sus ojos eran de un color violeta que en ojos de la morena se veían radiantes y llenos de vida como los de la chica que es había atendido. Siguiendo la temática, Saki pensaba que si Suzume fuera una estación, sería también la primavera y sin mucho lugar a dudas, ella el invierno.
Fría, callada, distante y una piel blanca como la nieve que daba una sensación de pureza y enfermedad a partes iguales por la palidez de su piel, contrastando mucho con el intenso color azul de sus ojos y su larga melena oscura. Realmente ella por si sola contrastaba bastante con Suzume, pero añadiendo aquella tercera chica a la ecuación, hizo que fuera mas notorio y evidente. ¿Debía molestarle? Porque no era así, en su lugar, se sentía bastante cómoda al estar con ambas pese a ser tan enérgicas y vivaces.
— Suzume — quedaría algo repentino aquella llamada por su nombre, hubiera habido silencio o esta estuviera entablando conversación. — ¿Cuánto tiempo reservaste el hotel? Estoy en mis días libres pero aun así...
Con el tiempo que llevaban, Suzume ya se habría dado cuenta de que la chica no conocía la palabra "descanso". Siempre estaba ocupada entrenando, estudiando o cualquier otra cosa, y la había engañado un poco para forzarla a venir con la excusa de que si era su sensei, debía ir con ella.
¡Gracias a Ranko por el avatar!