14/11/2021, 13:56
—Ay, en el orfanato he visto muchas cosas. No hay razón para pensar que fuera de las paredes del orfanato las cosas son distintas —replicó Natsu, ante el indignado comentario de Suzaku.
Y ella no pudo menos que alzar una ceja con cierto escepticismo.
«¿Cosas como irte a decenas de kilómetros de tu casa con la sola compañía de un supuesto novio sin haber llegado siquiera a los quince años?» Pensó, mordaz, pero se contuvo mordiéndose la lengua.
—Veamos... —agregó su compañero, volviendo su atención a Meme—. Supongamos que Meme tiene razón y que es una muñeca. ¿Cómo se supone que vivies si eres una muñeca? No me malinterpretes, es solo que... bueno, se me hace muy raro que sea así. Y tu creadora.... supongo que te refieres a tu madre, ¿no?
—¿Supongamos? —respondió Meme, con cierto tono de irritación en su voz—. No hay nada qué suponer. No se supone que viva. Yo vivo y ya. —Alzó un brazo de forma teatral en un gesto bailarín, un gesto adquirido de su segundo oficio como artista, supuso Suzaku—. ¿Has visto alguna vez un reloj? ¿Cómo funciona? Si respondes "con engranes" pues yo responderé "con mi mecanismo interno". Y no —agregó, bajando la mano con suavidad—, mi creadora no es mi madre. No tengo madre, fui ensamblada, Natsu. Sé que es difícil de comprender, no les culpo. Una maravilla viva como lo es este cuerpo es bastante... Compleja de concebir en la mente.
Suzaku torció ligeramente el gesto. Meme parecía completamente convencida de lo que estaba diciendo, no sonaba como alguien que estuviera intentando engañarles o vacilarles. Y eso lo hacía aún más extraño. Porque de verdad creía que era una muñeca, con la misma certeza que ella misma sabía que era un ser humano. Se cruzó de brazos, sin saber muy bien qué responder. Parecía que sus acompañantes se habían olvidado tanto del tema de con quién había acudido a aquel lugar, como de la sugerencia de hacer algo. Y estaba bien, porque no quería sacar a la luz un tema de conversación que girara alrededor de su hermana, pero todo aquello de la muñeca viviente de Kusagakure era demasiado surrealista.
Y ella no pudo menos que alzar una ceja con cierto escepticismo.
«¿Cosas como irte a decenas de kilómetros de tu casa con la sola compañía de un supuesto novio sin haber llegado siquiera a los quince años?» Pensó, mordaz, pero se contuvo mordiéndose la lengua.
—Veamos... —agregó su compañero, volviendo su atención a Meme—. Supongamos que Meme tiene razón y que es una muñeca. ¿Cómo se supone que vivies si eres una muñeca? No me malinterpretes, es solo que... bueno, se me hace muy raro que sea así. Y tu creadora.... supongo que te refieres a tu madre, ¿no?
—¿Supongamos? —respondió Meme, con cierto tono de irritación en su voz—. No hay nada qué suponer. No se supone que viva. Yo vivo y ya. —Alzó un brazo de forma teatral en un gesto bailarín, un gesto adquirido de su segundo oficio como artista, supuso Suzaku—. ¿Has visto alguna vez un reloj? ¿Cómo funciona? Si respondes "con engranes" pues yo responderé "con mi mecanismo interno". Y no —agregó, bajando la mano con suavidad—, mi creadora no es mi madre. No tengo madre, fui ensamblada, Natsu. Sé que es difícil de comprender, no les culpo. Una maravilla viva como lo es este cuerpo es bastante... Compleja de concebir en la mente.
Suzaku torció ligeramente el gesto. Meme parecía completamente convencida de lo que estaba diciendo, no sonaba como alguien que estuviera intentando engañarles o vacilarles. Y eso lo hacía aún más extraño. Porque de verdad creía que era una muñeca, con la misma certeza que ella misma sabía que era un ser humano. Se cruzó de brazos, sin saber muy bien qué responder. Parecía que sus acompañantes se habían olvidado tanto del tema de con quién había acudido a aquel lugar, como de la sugerencia de hacer algo. Y estaba bien, porque no quería sacar a la luz un tema de conversación que girara alrededor de su hermana, pero todo aquello de la muñeca viviente de Kusagakure era demasiado surrealista.