23/11/2021, 13:09
Shanise estaba de espaldas, frente al ventanal que daba al balcón, con la mirada perdida en algún punto. Tardó unos segundos más que de costumbre en darse la vuelta para recibir al invitado. A su cuerpo le costaba obedecer, como si sus ojos no quisieran ver más rostros por hoy, como si sus oídos no quisiesen escuchar más pésames en lo que quedaba de día.
No iba a obtener ese consuelo. En el fondo, sospechaba que ya nunca lo tendría.
Se acercó a Daruu y posó una mano en su hombro, dándole un apretón cariñoso. En sus labios asomó un gracias, pero la palabra murió en el nudo que se le formó en la garganta. Le dio de nuevo la espalda y se restregó los párpados, como si se le hubiese metido algo en los ojos. Caminó hasta ponerse a un palmo de la cristalera y se quedó mirando la lluvia.
—Todo parece haber perdido color, ¿verdad? El Distrito Comercial, las luces de neón, este despacho… Incluso la lluvia ya no se siente… —No se sentía igual. No desde que ella no estaba.
No iba a obtener ese consuelo. En el fondo, sospechaba que ya nunca lo tendría.
Se acercó a Daruu y posó una mano en su hombro, dándole un apretón cariñoso. En sus labios asomó un gracias, pero la palabra murió en el nudo que se le formó en la garganta. Le dio de nuevo la espalda y se restregó los párpados, como si se le hubiese metido algo en los ojos. Caminó hasta ponerse a un palmo de la cristalera y se quedó mirando la lluvia.
—Todo parece haber perdido color, ¿verdad? El Distrito Comercial, las luces de neón, este despacho… Incluso la lluvia ya no se siente… —No se sentía igual. No desde que ella no estaba.