27/11/2021, 15:30
—¿Una misión? ¡Oh! ¡Shiba-san es una kunoichi!
De normal, las conversaciones entre las tres solían llamar la atención de las mesas cercanas, así como de las hadas que pasaban, pero la voz de Suzume llamaba la atención todavía más. Así que cuando anunció en voz alta que Shiba era una kunoichi, se enteró todo el café. La pelirroja ni siquiera pensó en ello y se quedó ahí sonriente a la espera de meter baza.
Sin embargo, una voz aguda la llamó desde el mostrador.
— Shiba-chaaan. — se trataba de la dueña del local, que le gesticulaba que se acercase.
Shiba, que se había girado a la voz, se volvió hacia las chicas.
— Chicas, cualquier cosa, ya sabéis dónde estoy. — les guiñó un ojo y empezó a marcharse — Si no os espero luego.
Ella y la jefa se metieron en la cocina en lo que parecía a todas luces una regañina por hablar de más y salirse del papel. Pero eso quedaría un suposición porque no oirian ni verían nada. Dentro del café solo había hadas y magia.
De normal, las conversaciones entre las tres solían llamar la atención de las mesas cercanas, así como de las hadas que pasaban, pero la voz de Suzume llamaba la atención todavía más. Así que cuando anunció en voz alta que Shiba era una kunoichi, se enteró todo el café. La pelirroja ni siquiera pensó en ello y se quedó ahí sonriente a la espera de meter baza.
Sin embargo, una voz aguda la llamó desde el mostrador.
— Shiba-chaaan. — se trataba de la dueña del local, que le gesticulaba que se acercase.
Shiba, que se había girado a la voz, se volvió hacia las chicas.
— Chicas, cualquier cosa, ya sabéis dónde estoy. — les guiñó un ojo y empezó a marcharse — Si no os espero luego.
Ella y la jefa se metieron en la cocina en lo que parecía a todas luces una regañina por hablar de más y salirse del papel. Pero eso quedaría un suposición porque no oirian ni verían nada. Dentro del café solo había hadas y magia.