29/11/2021, 20:29
Shiba salió de la cocina como había entrado, aunque con un par de platos que llevó a la mesa que los había pedido. No parecía estar triste, ni siquiera seria, seguía sonriendo y moviendose con la misma felicidad que habían visto hasta ahora. Sin embargo, la jefa sí que salió algo más seria y suspirando de la cocina. Parecía que el sermon se lo hubiesen dado a ella.
Como les había prometido, si no la llamaban, Shiba pasaría sus horas haciendo su trabajo aunque, de vez en cuando, miraría a las chicas y si captaba sus miradas les dedicaría una sonrisa.
Justo cuando el Sol se escondía por el horizonte, sería cuando Shiba saldría de la cocina en ropas casuales. Llevaba un top verde y una pequeña falda por encima de unos pantalones negros. Les hizo una seña y se fue hacia la puerta. Cuando saliesen, verían a la pelirroja recogiendose el pelo en una coleta con uno de los coleteros que tenía en la muñeca.
— Hey — saludaría Shiba con una sonrisa al verlas.
La calle estaba iluminada con lamparas de papel, cuya luz se reflejaba en la purpurina que le quedaba a Shiba en las mejillas.
Como les había prometido, si no la llamaban, Shiba pasaría sus horas haciendo su trabajo aunque, de vez en cuando, miraría a las chicas y si captaba sus miradas les dedicaría una sonrisa.
Justo cuando el Sol se escondía por el horizonte, sería cuando Shiba saldría de la cocina en ropas casuales. Llevaba un top verde y una pequeña falda por encima de unos pantalones negros. Les hizo una seña y se fue hacia la puerta. Cuando saliesen, verían a la pelirroja recogiendose el pelo en una coleta con uno de los coleteros que tenía en la muñeca.
— Hey — saludaría Shiba con una sonrisa al verlas.
La calle estaba iluminada con lamparas de papel, cuya luz se reflejaba en la purpurina que le quedaba a Shiba en las mejillas.