7/01/2022, 21:18
—Sí, eché a perder uno o dos micrófonos así. Te lo mostraré en otra ocasión, entonces.
— Oh, ¿cantas? Con esa voz, normal. ¿Y cómo que te has hecho kunoichi? No creo que favorezca tu carrera dedicarte durante horas a darle palizas a malos. Espera, dicho así, igual sí. ¿Tienes algún nombre de escena? ¿La Llama Radiante?
Aclaradas las acusaciones, Shiba volvía a estar a tope de energia para hablar.
—¡Oh, es cierto! Es como una taza de café muy caliente. Qué reconfortante.
— Bueno, pero tened cuidado. No suelo quemar, aunque depende mucho de la sensibilidad del resto y del tiempo que hace. En invierno como el contraste es más fuerte suele dar más sensación de calor.
Las advirtió mientras esperaba a que ellas mismas decidiesen soltarla. Saki no tardó en hacerlo, con expresión de que cogerla nunca entró en sus planes y fue algo que hizo por instinto más que a conciencia. Esperó a que Suzume hiciese lo mismo. Unos segundos más tarde fue evidente que no iba a hacerlo así que Shiba simplemente señaló con su mano libre por donde era.
— Está a apenas un par de calles más por ahí. Si quereis, vamos.
De nuevo, se calló para observar a Suzume. Prácticamente estaba obligandola a acariciarle la mejilla, bueno, obligandola tampoco, lo hubiese hecho ella misma pero estaba demasiado ensimismada en las maravillas de la pelirroja.
— Oh, ¿cantas? Con esa voz, normal. ¿Y cómo que te has hecho kunoichi? No creo que favorezca tu carrera dedicarte durante horas a darle palizas a malos. Espera, dicho así, igual sí. ¿Tienes algún nombre de escena? ¿La Llama Radiante?
Aclaradas las acusaciones, Shiba volvía a estar a tope de energia para hablar.
—¡Oh, es cierto! Es como una taza de café muy caliente. Qué reconfortante.
— Bueno, pero tened cuidado. No suelo quemar, aunque depende mucho de la sensibilidad del resto y del tiempo que hace. En invierno como el contraste es más fuerte suele dar más sensación de calor.
Las advirtió mientras esperaba a que ellas mismas decidiesen soltarla. Saki no tardó en hacerlo, con expresión de que cogerla nunca entró en sus planes y fue algo que hizo por instinto más que a conciencia. Esperó a que Suzume hiciese lo mismo. Unos segundos más tarde fue evidente que no iba a hacerlo así que Shiba simplemente señaló con su mano libre por donde era.
— Está a apenas un par de calles más por ahí. Si quereis, vamos.
De nuevo, se calló para observar a Suzume. Prácticamente estaba obligandola a acariciarle la mejilla, bueno, obligandola tampoco, lo hubiese hecho ella misma pero estaba demasiado ensimismada en las maravillas de la pelirroja.