10/01/2022, 14:22
Umi terminó cayendo al suelo de morros, pero no tardó en apoyar las manos en el suelo y comenzó a levantarse poco a poco.
—Es el deber que me impones si no entras en razón... ¡estúpida! —replicó, llena de rabia.
Umi juntó las manos en un único sello, y Suzaku respondió por reflejo y miedo echándose hacia un lado mientras sus manos se entrelazaban en una serie de sellos más larga y lenta. Por supuesto, y para su desgracia, su hermana llegó antes, y después de inhalar una fuerte bocanada de aire, expelió una gran masa de agua contra el suelo que rebotó y se alzó con la forma de una enorme ola de dos veces el tamaño de la pelirrosa.
«¡No voy a poder esquivarla!» Pensó Suzaku, desesperada, echándose hacia atrás. Aquella ola ocupaba demasiado espacio, ¡no iba a poder sortearla a tiempo!
Como una fiera hambrienta, la ola la engulló por completo. El agua se extendió con toda su furia durante varios metros más antes de terminar desparramándose por el césped del Jardín de los Cerezos y terminó calmándose con un suave siseo. Pero donde debía estar Suzaku, sólo quedaba una maltrecha rama de cerezo. De repente, y como una saeta, algo pasó junto al hombro de Umi: un kunai atado con un hilo shinobi que comenzó a envolverse en torno a su torso para inmovilizar sus brazos.
Suzaku estaba en lo alto de un árbol cercano a las espaldas de Umi, agarrando el otro extremo del hilo con sus manos, que volvían a entrelazarse.
«¡¡Katon: Hōsenka no Jutsu!!» Pronunció para sus adentros, al tiempo que exhalaba cinco bolas de fuego que se abalanzaron sobre Umi sin piedad.
—¡¿Quién es la estúpida ahora?! —Suzaku esbozó una sonrisa afilada, pese a la gravedad de la situación.
—Es el deber que me impones si no entras en razón... ¡estúpida! —replicó, llena de rabia.
Umi juntó las manos en un único sello, y Suzaku respondió por reflejo y miedo echándose hacia un lado mientras sus manos se entrelazaban en una serie de sellos más larga y lenta. Por supuesto, y para su desgracia, su hermana llegó antes, y después de inhalar una fuerte bocanada de aire, expelió una gran masa de agua contra el suelo que rebotó y se alzó con la forma de una enorme ola de dos veces el tamaño de la pelirrosa.
«¡No voy a poder esquivarla!» Pensó Suzaku, desesperada, echándose hacia atrás. Aquella ola ocupaba demasiado espacio, ¡no iba a poder sortearla a tiempo!
Como una fiera hambrienta, la ola la engulló por completo. El agua se extendió con toda su furia durante varios metros más antes de terminar desparramándose por el césped del Jardín de los Cerezos y terminó calmándose con un suave siseo. Pero donde debía estar Suzaku, sólo quedaba una maltrecha rama de cerezo. De repente, y como una saeta, algo pasó junto al hombro de Umi: un kunai atado con un hilo shinobi que comenzó a envolverse en torno a su torso para inmovilizar sus brazos.
Suzaku estaba en lo alto de un árbol cercano a las espaldas de Umi, agarrando el otro extremo del hilo con sus manos, que volvían a entrelazarse.
«¡¡Katon: Hōsenka no Jutsu!!» Pronunció para sus adentros, al tiempo que exhalaba cinco bolas de fuego que se abalanzaron sobre Umi sin piedad.
—¡¿Quién es la estúpida ahora?! —Suzaku esbozó una sonrisa afilada, pese a la gravedad de la situación.