20/01/2022, 16:48
Las bolas de fuego del sabio fénix se abalanzaron sobre una inmovilizada Umi, que, lejos de caer en la desesperación, hizo algo que Suzaku jamás habría esperado:
—¡¡Te enseñaré que esto no es un juego!!
Ante los estupefactos ojos de la pequeña de las dos Uchiha, Umi giró sobre sus talones y su cuerpo se envolvió en fuego de golpe. Las llamas, de color azul y anaranjado, royeron el hilo shinobi, liberándola de su atadura, y entonces la kunoichi pegó un salto hacia la posición de Suzaku. Ni siquiera pareció importarle el impacto de las bolas de fuego en su cuerpo, que le infligieron serias quemaduras.
—¡¡AAAAAH!! ¡¡KAENKA!!
Lejos de amedrentarse, las llamas de Umi se extendieron hasta una de sus piernas, que utilizó para golpear a su hermana. Suzaku, sorprendida por la actuación de su hermana mayor y pillada desprevenida a partes iguales, apenas tuvo tiempo de desenvainar su wakizashi y tratar de asestarle un corte a Umi (18 PV/corte superficial, 22 PV/corte) antes de recibir el brutal impacto a la altura del abdomen. La Uchiha cayó desde lo alto del árbol. El impacto en la espalda le cortó la respiración, pero mucho peor fue la sensación de quemazón que la invadió apenas unos segundos después.
—¡¡¡AAAAAAHHHH!!! —gritaba, abrazándose el estómago. La bandana había absorbido parte del daño de la patada, pero el fuego la había atravesado y ahora sentía la piel al rojo vivo.
Con lágrimas en los ojos, Suzaku buscó a su alrededor su wakizashi. Se le había escurrido de las manos al caer, pero la encontró abandonada en la hierba unos metros más allá. Tambaleándose de dolor, la chiquilla se acercó hasta su arma. Ya había utilizado el armamento que tenía, y su repertorio de técnicas era más bien limitado. Sabía que Umi estaba por encima de ella, pero se negaba a admitirlo en voz alta.
—No voy a rendirme... No dejaré de ser... kunoichi... Te guste o no —decía, mientras tomaba con sus dos manos la empuñadura de su espada y volvía a alzarla frente a sí.
—¡¡Te enseñaré que esto no es un juego!!
Ante los estupefactos ojos de la pequeña de las dos Uchiha, Umi giró sobre sus talones y su cuerpo se envolvió en fuego de golpe. Las llamas, de color azul y anaranjado, royeron el hilo shinobi, liberándola de su atadura, y entonces la kunoichi pegó un salto hacia la posición de Suzaku. Ni siquiera pareció importarle el impacto de las bolas de fuego en su cuerpo, que le infligieron serias quemaduras.
—¡¡AAAAAH!! ¡¡KAENKA!!
Lejos de amedrentarse, las llamas de Umi se extendieron hasta una de sus piernas, que utilizó para golpear a su hermana. Suzaku, sorprendida por la actuación de su hermana mayor y pillada desprevenida a partes iguales, apenas tuvo tiempo de desenvainar su wakizashi y tratar de asestarle un corte a Umi (18 PV/corte superficial, 22 PV/corte) antes de recibir el brutal impacto a la altura del abdomen. La Uchiha cayó desde lo alto del árbol. El impacto en la espalda le cortó la respiración, pero mucho peor fue la sensación de quemazón que la invadió apenas unos segundos después.
Resistencia de Suzaku: 20
Umbral de daño para sufrir un estado alterado: 50 PV
En el caso de las quemaduras, el usuario ve restringida parcialmente su capacidad de movimiento por el dolor. Cuando se supera el umbral de daño para ataques con fuego o electricidad, un personaje recibe una penalización de 10 puntos a Agilidad y a Destreza durante 5 turnos en la zona afectada.
Umbral de daño para sufrir un estado alterado: 50 PV
En el caso de las quemaduras, el usuario ve restringida parcialmente su capacidad de movimiento por el dolor. Cuando se supera el umbral de daño para ataques con fuego o electricidad, un personaje recibe una penalización de 10 puntos a Agilidad y a Destreza durante 5 turnos en la zona afectada.
—¡¡¡AAAAAAHHHH!!! —gritaba, abrazándose el estómago. La bandana había absorbido parte del daño de la patada, pero el fuego la había atravesado y ahora sentía la piel al rojo vivo.
Con lágrimas en los ojos, Suzaku buscó a su alrededor su wakizashi. Se le había escurrido de las manos al caer, pero la encontró abandonada en la hierba unos metros más allá. Tambaleándose de dolor, la chiquilla se acercó hasta su arma. Ya había utilizado el armamento que tenía, y su repertorio de técnicas era más bien limitado. Sabía que Umi estaba por encima de ella, pero se negaba a admitirlo en voz alta.
—No voy a rendirme... No dejaré de ser... kunoichi... Te guste o no —decía, mientras tomaba con sus dos manos la empuñadura de su espada y volvía a alzarla frente a sí.