23/01/2022, 22:55
Y por más que lo intentaba, el de dientes plateados no entendía qué iba mal con esa chica. Es verdad que ya no había mantenido su templanza para contestarle, pero ni por asomo se le había la pinza y se había puesto a berrear como un alma en pena a mitad del corredor de la muerte. No. Hasta se había permitido el lujo de contestarle de medianamente buenas maneras, incluso tras el soplido de cenizas en su cara. Si eso no era paciencia, que bajase alguna deidad impía y se lo aclarase.
El calor se hacía bastante difícil de digerir, pero más aún las palabras de la joven. Preguntó si lo hacía a propósito, e instó al peliblanco a que dejase de lado su "humorcito". Además, inquirió que o bien dejaba de meter la lengua donde no debía, o bien le chupase un codo. Un codo. Esto realmente no tenía ni pies ni cabeza, la chica estaba como una regadera.
Hayato dejó caer un suspiro, y metió las manos en los bolsillos.
—Es lo más erótico que me han propuesto hoy, pero no me hace mucha gracia ese rollo raro. Lo siento.
»¿Se puede saber por qué andas de tan mala leche? Si apenas ha empezado el día.