24/01/2022, 18:03
—¿Cómo que se ha ido...? —preguntó Katsudon, anonadado. Luego, escuchó atentamente a la explicación de Reiji. Mas a medio camino ya tenía la decisión tomada, y por eso apretó los puños y bajó la mirada—. ¿Cuándo nos vamos? —susurró, pero el joven Sasaki no llegó a escucharle, y siguió hablando y lamentándose. Y cuando la última esperanza de Reiji cayó sobre sus hombros, él respondió asiendo la cuchara gigante que el muchacho hace un tiempo forjó como su arma y estampando el mango contra el suelo—. HE PREGUNTADO QUE CUÁNDO NOS VAMOS.
»Hanabi-kun va a estar muy ocupado trasladando las cosas a su despacho, y tiene un auténtico séquito de shinobis y kunoichis leales y muy capaces, junto con los soldados del antiguo Señor Feudal leales a Rasen. Estará bien. No me necesitará. Se preguntará dónde estoy, posiblemente se enfadará cuando descubra que me he ido, pero honestamente me importa una mierda.
»¡La última vez, él fue el que se fue sin avisar y casi se muere combatiendo contra un General! ¡Todo por un capricho! ¡Lo nuestro es mucho más importante!
»Así que te repito. ¿¡Cuándo salimos!?
Fuese cuando fuese, estaban comenzando a llamar la atención. Un par de genin curiosos les observaban desde una esquina, y otros dos shinobi —desde ahí, Reiji no podía saber su rango— cuchicheaban sentados en la barra de un pequeño negocio de ramen callejero. Algunos marineros habían parado lo que estaban haciendo para señalarles.
»Hanabi-kun va a estar muy ocupado trasladando las cosas a su despacho, y tiene un auténtico séquito de shinobis y kunoichis leales y muy capaces, junto con los soldados del antiguo Señor Feudal leales a Rasen. Estará bien. No me necesitará. Se preguntará dónde estoy, posiblemente se enfadará cuando descubra que me he ido, pero honestamente me importa una mierda.
»¡La última vez, él fue el que se fue sin avisar y casi se muere combatiendo contra un General! ¡Todo por un capricho! ¡Lo nuestro es mucho más importante!
»Así que te repito. ¿¡Cuándo salimos!?
Fuese cuando fuese, estaban comenzando a llamar la atención. Un par de genin curiosos les observaban desde una esquina, y otros dos shinobi —desde ahí, Reiji no podía saber su rango— cuchicheaban sentados en la barra de un pequeño negocio de ramen callejero. Algunos marineros habían parado lo que estaban haciendo para señalarles.
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