28/01/2022, 20:26
(Última modificación: 28/01/2022, 20:27 por Senju Hayato.)
¿Sabes esa sensación tan incómoda y asquerosa de mear contra el viento? ¿El sentir como te estás jodiendo a ti mismo aunque en un principio pensaste que quizás no era tan mala idea? Es una mala idea, lo pienses como lo pienses, y por más apurado que vayas. No hay mayor verdad, que la universal... te estás jodiendo, por muy aliviado que te sientas.
Pues lo mismo, hablarle a esa chica había sido como ponerse a mear contra una tormenta , en lo que alzas los brazos y dejas la manguera a sus anchas al grito de: ¡NO AGUANTO MAAAAAS!.
Ahora resultaba que alguien se estaba dando por ofendida, y obviamente el maldito pandillero —la escoria de la villa—, era sin lugar a dudas el incriminado. Según ella, Hayato había soltado sandeces sobre sus defectos, en más de una ocasión. Lo cuál no entendía del todo, ¿a qué coño se refería?. Apenas se descuidó, incluso le lanzó su propia pregunta. Ésta tipa era peor que un licor de serpientes gigantes del desierto, y eso que el licor ese sabía a muertos.
—Mira, como-te-llames. He sido hasta amable, por más que te has empeñado en ser un dolor de pelotas, y es que encima te propones joder sin ningún puto motivo. Diga lo que diga, todo te molesta. Pues bien, que te den por el codo, ya que al parecer te va ese rollo raro.
¿Qué más decir? En ésta situación ya se había visto demasiadas veces. Ya fuese por su reputación, o simplemente por su aspecto, no era ni la primera ni la última vez que se topaba con gente que no se bajaba del burro en insultarlo o tratarle como a un problema. Sabía que en éste mundo, o te defiendes o te toman por pringado. Era totalmente consciente de que recurrir a éstas últimas palabras para nada le iban a sentir bien a la chica, y que tendrían seguramente consecuencias. Y a todo ésto, el calor se hacía cada vez más insoportable...
«¿Qué coño está pasando aquí? Estoy sudando y todo, y eso que hace un frío de cojones... pero aquí, cerca de... ¿ella? ¡DIOS! ¡Qué puto calor!»
Y aun pensando que cerca de ella hacía tanto calor, no dio demasiada relación al asunto del enfado de la misma. Las chicas son incomprensibles. Es así de sencillo.
Pues lo mismo, hablarle a esa chica había sido como ponerse a mear contra una tormenta , en lo que alzas los brazos y dejas la manguera a sus anchas al grito de: ¡NO AGUANTO MAAAAAS!.
Ahora resultaba que alguien se estaba dando por ofendida, y obviamente el maldito pandillero —la escoria de la villa—, era sin lugar a dudas el incriminado. Según ella, Hayato había soltado sandeces sobre sus defectos, en más de una ocasión. Lo cuál no entendía del todo, ¿a qué coño se refería?. Apenas se descuidó, incluso le lanzó su propia pregunta. Ésta tipa era peor que un licor de serpientes gigantes del desierto, y eso que el licor ese sabía a muertos.
—Mira, como-te-llames. He sido hasta amable, por más que te has empeñado en ser un dolor de pelotas, y es que encima te propones joder sin ningún puto motivo. Diga lo que diga, todo te molesta. Pues bien, que te den por el codo, ya que al parecer te va ese rollo raro.
¿Qué más decir? En ésta situación ya se había visto demasiadas veces. Ya fuese por su reputación, o simplemente por su aspecto, no era ni la primera ni la última vez que se topaba con gente que no se bajaba del burro en insultarlo o tratarle como a un problema. Sabía que en éste mundo, o te defiendes o te toman por pringado. Era totalmente consciente de que recurrir a éstas últimas palabras para nada le iban a sentir bien a la chica, y que tendrían seguramente consecuencias. Y a todo ésto, el calor se hacía cada vez más insoportable...
«¿Qué coño está pasando aquí? Estoy sudando y todo, y eso que hace un frío de cojones... pero aquí, cerca de... ¿ella? ¡DIOS! ¡Qué puto calor!»
Y aun pensando que cerca de ella hacía tanto calor, no dio demasiada relación al asunto del enfado de la misma. Las chicas son incomprensibles. Es así de sencillo.