8/03/2022, 14:34
El hombre les enseñó la palma de una mano ante la preocupación de los muchachos.
— Yo solo venía a enseñaros el lugar y abrir el pestillo, después es todo vuestro.
Con la otra mano sacó una llave, la metió en la cerradura y le dio un par de vueltas. Resonaron bastante los pestillos al ser movidos, como si estuviesen especialmente reforzados por cualquier motivo. Probablemente, por seguridad. Después de eso, simplemente sacó la llave y les señaló el pomo.
— Si teneis alguna duda más, podéis venir al puesto de información a preguntar. No pregunteis a los trabajadores que están deambulando por la estación, ellos solo están para ayudar a la clientela, no sabrán mucho más que vosotros.
Esperaría a que alguno le diese a entender que había entendido sus palabras antes de asentir levemente y marcharse por el mismo pasillo, sin mirar atrás.
Si los ninjas abrían la puerta, no verían más que una habitación enorme, casi a oscuras por completo. Ninguno de ellos sería capaz de oír nada más después del estridente sonido de la puerta abriendose aparatosamente, rozando el metal contra el suelo. Toda la luz que tenían era la que venía del pasillo y de algunos huecos bajos en la persiana que había en la lejanía, justo enfrente. Sin embargo, la estancia era demasiado grande para que nada de eso la iluminase suficiente, también había que contar con los vagones abandonados y corroidos por todo el lugar, que proyectaban aún más sombras.
— Yo solo venía a enseñaros el lugar y abrir el pestillo, después es todo vuestro.
Con la otra mano sacó una llave, la metió en la cerradura y le dio un par de vueltas. Resonaron bastante los pestillos al ser movidos, como si estuviesen especialmente reforzados por cualquier motivo. Probablemente, por seguridad. Después de eso, simplemente sacó la llave y les señaló el pomo.
— Si teneis alguna duda más, podéis venir al puesto de información a preguntar. No pregunteis a los trabajadores que están deambulando por la estación, ellos solo están para ayudar a la clientela, no sabrán mucho más que vosotros.
Esperaría a que alguno le diese a entender que había entendido sus palabras antes de asentir levemente y marcharse por el mismo pasillo, sin mirar atrás.
Si los ninjas abrían la puerta, no verían más que una habitación enorme, casi a oscuras por completo. Ninguno de ellos sería capaz de oír nada más después del estridente sonido de la puerta abriendose aparatosamente, rozando el metal contra el suelo. Toda la luz que tenían era la que venía del pasillo y de algunos huecos bajos en la persiana que había en la lejanía, justo enfrente. Sin embargo, la estancia era demasiado grande para que nada de eso la iluminase suficiente, también había que contar con los vagones abandonados y corroidos por todo el lugar, que proyectaban aún más sombras.