19/03/2022, 13:10
(Última modificación: 28/03/2022, 00:16 por Uchiha Datsue. Editado 1 vez en total.
Razón: Restarme los PVs, que se me había olvidado
)
«¡Cabronazo!»
Como solo un Uchiha sabe hacer, aquel bastardo estaba imitando cada movimiento que hacía. Las saetas de Raijin impactaron la una con la otra, creando un estallido eléctrico que colisionó contra su cuerpo.
—¡Agh…! —apretó los dientes, furioso y dolorido a partes iguales—. ¡Me cago en tu puta madre! —Se dio cuenta que estaba insultando a la suya propia, y a punto estuvo de soltar otro exabrupto. «¡Contrólate, hostia! ¡Te estás dejando llevar como un imbécil!» Tenía que serenarse. Tenía que pensar. Aquella no era una batalla más. Estaba en juego su vida, y… Sí. Era eso—. ¡Lo que te falta…! —se acordó de pronto, mientras ladeaba el cuerpo hacia un lado para formar una tanda de sellos, con el cuerpo interponiéndose entre sus manos y el ojo del Zaide oscuro para que éste último no pudiese leerlos con el Sharingan—, ¡es una razón para luchar! ¡Yo lucho para sobrevivir!
De pronto, el suelo bajo los pies del Zaide oscuro se vino abajo. Una porción de dos metros cuadrados, que se hundió como un pozo a diez metros de profundidad.
—¡Aléjate! —advirtió a Yota, sin mucho tiempo a mirarle, mientras corría hacia el pozo improvisado. Luego, justo antes de abrir un pergamino, su último pergamino, sobre la abertura en la tierra, gritó:—. ¿¡Por qué luchas tú!?
Porque existía un Zaide luchando por diversión, y otro muy distinto luchando por su vida.
El pergamino vomitó una técnica fūton. El único fūton que conocía, copiada un tiempo atrás al Gran Dragón en el Kaji Saiban. Un tornado que devoró todo a su paso. El pozo era demasiado pequeño para contenerlo. La misma tierra a su alrededor era demasiado frágil para contenerlo.
Zaide salió propulsado hacia arriba por la inercia mientras se afanaba por mantener el pergamino abierto bajo él, llegando incluso a colisionar contra las ramas de los árboles. En cuestión de segundos, el Fūton Atsugai había creado un profundo y enorme cráter de veinte metros de diámetro. Zaide, en la caída, cazó una rama con una mano y se quedó suspendido allí en lo alto, oculto entre la arboleda, contemplando el resultad con su ojo sano.
¿Había acabado con su enemigo? ¿Había sido capaz Yota de escapar? Le había advertido, había tenido tiempo a al menos formar un sello de Carnero. Por mucho que a veces tuviese ganas de patearle el culo, esperaba que lo hubiese logrado.
Como solo un Uchiha sabe hacer, aquel bastardo estaba imitando cada movimiento que hacía. Las saetas de Raijin impactaron la una con la otra, creando un estallido eléctrico que colisionó contra su cuerpo.
—¡Agh…! —apretó los dientes, furioso y dolorido a partes iguales—. ¡Me cago en tu puta madre! —Se dio cuenta que estaba insultando a la suya propia, y a punto estuvo de soltar otro exabrupto. «¡Contrólate, hostia! ¡Te estás dejando llevar como un imbécil!» Tenía que serenarse. Tenía que pensar. Aquella no era una batalla más. Estaba en juego su vida, y… Sí. Era eso—. ¡Lo que te falta…! —se acordó de pronto, mientras ladeaba el cuerpo hacia un lado para formar una tanda de sellos, con el cuerpo interponiéndose entre sus manos y el ojo del Zaide oscuro para que éste último no pudiese leerlos con el Sharingan—, ¡es una razón para luchar! ¡Yo lucho para sobrevivir!
De pronto, el suelo bajo los pies del Zaide oscuro se vino abajo. Una porción de dos metros cuadrados, que se hundió como un pozo a diez metros de profundidad.
—¡Aléjate! —advirtió a Yota, sin mucho tiempo a mirarle, mientras corría hacia el pozo improvisado. Luego, justo antes de abrir un pergamino, su último pergamino, sobre la abertura en la tierra, gritó:—. ¿¡Por qué luchas tú!?
¡¡¡BRRRRRROOOOOOOMMMMMM!!!
Porque existía un Zaide luchando por diversión, y otro muy distinto luchando por su vida.
El pergamino vomitó una técnica fūton. El único fūton que conocía, copiada un tiempo atrás al Gran Dragón en el Kaji Saiban. Un tornado que devoró todo a su paso. El pozo era demasiado pequeño para contenerlo. La misma tierra a su alrededor era demasiado frágil para contenerlo.
Zaide salió propulsado hacia arriba por la inercia mientras se afanaba por mantener el pergamino abierto bajo él, llegando incluso a colisionar contra las ramas de los árboles. En cuestión de segundos, el Fūton Atsugai había creado un profundo y enorme cráter de veinte metros de diámetro. Zaide, en la caída, cazó una rama con una mano y se quedó suspendido allí en lo alto, oculto entre la arboleda, contemplando el resultad con su ojo sano.
¿Había acabado con su enemigo? ¿Había sido capaz Yota de escapar? Le había advertido, había tenido tiempo a al menos formar un sello de Carnero. Por mucho que a veces tuviese ganas de patearle el culo, esperaba que lo hubiese logrado.
![[Imagen: Uchiha-Zaide-eyes2.png]](https://i.ibb.co/gwnNShR/Uchiha-Zaide-eyes2.png)