19/03/2022, 17:23
—Ay, bueno, está bien, está bien, Shiba-sensei ~ . Aunque... el baile puede considerarse ejercicio, así que no me importaría pasarme horas extra bailando con ustedes después de entrenar.
Shiba tragó el arroz que tenía en la boca antes de contestarle.
— Claro, podemos bailar después de entrenar. No creo que esté demasiado cansada. A menos que me des una buena paliza, ¿vas a darmela, Suzume-chan? — la pelirroja alzó una ceja mirando a la idol.
Simplemente, sonrió un poco antes de volver a la carne.
— Hace bastante tiempo que no hago baile de salón, pero no debería tener problema para enseñarte lo más básico.
— Te lo agradecería, Saki-san. no tengo ni la más remota idea de bailar apropiadamente. No es que sea torpe, al menos no en mi vida diaria ni en mi vida de kunoichi, pero el ser refinada parece tener algo especial en mi. Especial en el sentido de que me vuelvo terriblemente torpe y tosca. Bueno, tosca creo que soy de normal, ¡pero no torpe!
Volvería a su arroz, esperando que ambas chicas hablasen mientras ella comía, que era el momento que les permitía hablar antes de volver a entrar en modo dialogo. De mientras, las miraría mientras masticaba con los ojos bien abiertos, como un perrito saboreando un hueso.
Shiba tragó el arroz que tenía en la boca antes de contestarle.
— Claro, podemos bailar después de entrenar. No creo que esté demasiado cansada. A menos que me des una buena paliza, ¿vas a darmela, Suzume-chan? — la pelirroja alzó una ceja mirando a la idol.
Simplemente, sonrió un poco antes de volver a la carne.
— Hace bastante tiempo que no hago baile de salón, pero no debería tener problema para enseñarte lo más básico.
— Te lo agradecería, Saki-san. no tengo ni la más remota idea de bailar apropiadamente. No es que sea torpe, al menos no en mi vida diaria ni en mi vida de kunoichi, pero el ser refinada parece tener algo especial en mi. Especial en el sentido de que me vuelvo terriblemente torpe y tosca. Bueno, tosca creo que soy de normal, ¡pero no torpe!
Volvería a su arroz, esperando que ambas chicas hablasen mientras ella comía, que era el momento que les permitía hablar antes de volver a entrar en modo dialogo. De mientras, las miraría mientras masticaba con los ojos bien abiertos, como un perrito saboreando un hueso.