30/03/2022, 20:48
Abriría una billetera negra y la sostendría a la altura de estómago, pasando los dedos entre una gran cantidad de billetes de alto valor, lo que seguramente llamaría la atención de quien estaba pendiente de cobrarla.
— M-Me ha gustado todo — dijo con total sinceridad.
Suzume le hacía presión para que se relacionara con otra gente, de la mejor manera que pudiera. Ella siempre decía que lo importante era la sinceridad, pero que si no tenía nada bueno que decir, era mejor que no dijera nada. Tampoco es que Saki fuera capaz de hacerlo, pues lo único que hacía cuando hablaba era reafirmar hechos y actos. Por suerte para ella, ser sincero jugo en su favor aquel día.
— Quédese el cambio — respondió alzando una mano cuando fue devolverle algunos billetes y monedas, y después se despidió con gentileza, dejando una generosa propina que tal vez no volvieran a ver nunca, o en muchísimo tiempo.
Salió a la calle junto a las dos chicas, que parecían estar hablando algo, guardando su cartera en el bolsillo interno de su abrigo, a la altura y lado del corazón. Después deslizo los dedos un poco más abajo, donde guardaba su paquete de tabaco. Le apetecía, pero cuando sus dedos rozaron el cartón, recordó la queja de Suzume, acompañada del comentario directo que Shiba hizo como adorno. Separó los dedos entonces, y solo se dio un suave manotazo al abrigo como intentando quitar algo de polvo, dispuesta a acompañarlas a donde quisieran. Se terminó de ajustar de nuevo sus guantes de cuero negro, así como acomodar la espada a la cintura.
Era de noche, pero todavía no era una hora muy avanzada, así que si querían podían ir a hacer algo.
— M-Me ha gustado todo — dijo con total sinceridad.
Suzume le hacía presión para que se relacionara con otra gente, de la mejor manera que pudiera. Ella siempre decía que lo importante era la sinceridad, pero que si no tenía nada bueno que decir, era mejor que no dijera nada. Tampoco es que Saki fuera capaz de hacerlo, pues lo único que hacía cuando hablaba era reafirmar hechos y actos. Por suerte para ella, ser sincero jugo en su favor aquel día.
— Quédese el cambio — respondió alzando una mano cuando fue devolverle algunos billetes y monedas, y después se despidió con gentileza, dejando una generosa propina que tal vez no volvieran a ver nunca, o en muchísimo tiempo.
Salió a la calle junto a las dos chicas, que parecían estar hablando algo, guardando su cartera en el bolsillo interno de su abrigo, a la altura y lado del corazón. Después deslizo los dedos un poco más abajo, donde guardaba su paquete de tabaco. Le apetecía, pero cuando sus dedos rozaron el cartón, recordó la queja de Suzume, acompañada del comentario directo que Shiba hizo como adorno. Separó los dedos entonces, y solo se dio un suave manotazo al abrigo como intentando quitar algo de polvo, dispuesta a acompañarlas a donde quisieran. Se terminó de ajustar de nuevo sus guantes de cuero negro, así como acomodar la espada a la cintura.
Era de noche, pero todavía no era una hora muy avanzada, así que si querían podían ir a hacer algo.
¡Gracias a Ranko por el avatar!