5/04/2022, 12:30
Lo que acababa de quedar claro es que, por lo menos uno de los cocineros carecía de reflejos de ningún tipo. No solo recibió el bol en sus morros, sino que tars el impacto este se rompió propiciando algún que otro corte en su rostro. Uno de sus colegas, furioso, alzó su machete y se fue directa a por Suzaku en vistas de que estaba por ejecutar su técnica. La propia Suzaku y la inestimable colaboración de Meme controlaron la situación con suma solvencia.
«Matones de tres al cuarto»
El otro cocinero trató de cargar contra mí. En este caso no fue con sus cuchillos, sino que pretendía golpearme a puros puños. O mejor dicho, patadas. Sonreí al mismo tiempo que me desplazaba de tal manera que evadía sus intenciones. Mi pierna diestra se encendió en llamas y entonces fui yo quien le propinó una fuerte patada en las costillas con el elemento sorpresa de que iba a salir despedido en dirección contraria golpeando al cocinero que inicialmente había tratado de atacar a Suzaku.
—¡¡Tenemos que salir de aquí en cuanto antes!!
Entonces me percaté. Primero del olor a quemado y luego de la fogata que había originado mi compatriota. Di un vistazo rápido a la zona en busca de alguna abertura, pero todo indicaba que la salida era la que obstaculizaba la chica que nos había engañado desde un primer momento.
— Pues habrá que darse prisa, chicas. ¡Acabemos con ellos y salgamos!
«Matones de tres al cuarto»
El otro cocinero trató de cargar contra mí. En este caso no fue con sus cuchillos, sino que pretendía golpearme a puros puños. O mejor dicho, patadas. Sonreí al mismo tiempo que me desplazaba de tal manera que evadía sus intenciones. Mi pierna diestra se encendió en llamas y entonces fui yo quien le propinó una fuerte patada en las costillas con el elemento sorpresa de que iba a salir despedido en dirección contraria golpeando al cocinero que inicialmente había tratado de atacar a Suzaku.
—¡¡Tenemos que salir de aquí en cuanto antes!!
Entonces me percaté. Primero del olor a quemado y luego de la fogata que había originado mi compatriota. Di un vistazo rápido a la zona en busca de alguna abertura, pero todo indicaba que la salida era la que obstaculizaba la chica que nos había engañado desde un primer momento.
— Pues habrá que darse prisa, chicas. ¡Acabemos con ellos y salgamos!