14/04/2022, 18:39
(Última modificación: 22/05/2022, 22:12 por Senju Hayato. Editado 2 veces en total.)
Era un día soleado y fresquito, aunque tampoco en exceso. Una brisa agradable abrazaba con dulzura el Remolino, en lo que debiere ser un fructífero día. Días atrás el Senju había recibido una notificación —Un pergamino.—, que le sentenciaba como partícipe en una misión de rango D. Eso significaba que ganaría un pequeño incentivo más, de ahí que éste día se esperase fructífero. Además con ello demostraría a Datsue que se había puesto las pilas, tal y como habían acordado. Así pues, en varios sentidos era un buen día.
La residencia de los Natsuki era donde daba comienzo la susodicha misión, y Natsu era la solicitante. Al parecer quería debutar como genin, convertirse en kunoichi. Pero según informaba el pergamino, se le daba algo mal. Así que durante el primer Tsuchiyōbi de bienvenida, Hayato se convertiría en su tutor. Tan solo esperaba quefuese una alumna problemática en aprendizaje, porque se le daba fatal. Lo que se le daba bien a Hayato eran los negocios, no la enseñanza.
«En fin, esperemos que por lo menos ésta chica le ponga interés. Es una petición suya, supongo que tiene ganas de convertirse en kunoichi por propia decisión... De lo contrario no contrataría ayuda, ¿no?.»
Para cuando se quiso dar cuenta, ya había recorrido más de la mitad del camino desde casa. Se encontraba en la propia calle donde debía estar la residencia de los Natsu, y en ésta misma calle la opulencia no escaseaba. Podía intuirse que esa familia era de todo menos pobre. Lo cuál le recordaba que en el pergamino mencionaba que esa familia era gerente de un famoso gimnasio. Todo cuadraba.
Siete se echó un vistazo rápido a los bolsillos, así como a la ropa en general. Quizás debía haber ido con "mejores pintas", pero en realidad... le sudaba un pie. Pensó que su misión era enseñar a esa persona, no ser parte de su mobiliario, o encajar en esas esferas. Poco a poco se acercaría hasta la puerta, la cual encontraría tarde o temprano. Por el camino iba leyendo los diferentes carteles de las casas contiguas, buscando en realidad cual sería.
La residencia de los Natsuki era donde daba comienzo la susodicha misión, y Natsu era la solicitante. Al parecer quería debutar como genin, convertirse en kunoichi. Pero según informaba el pergamino, se le daba algo mal. Así que durante el primer Tsuchiyōbi de bienvenida, Hayato se convertiría en su tutor. Tan solo esperaba quefuese una alumna problemática en aprendizaje, porque se le daba fatal. Lo que se le daba bien a Hayato eran los negocios, no la enseñanza.
«En fin, esperemos que por lo menos ésta chica le ponga interés. Es una petición suya, supongo que tiene ganas de convertirse en kunoichi por propia decisión... De lo contrario no contrataría ayuda, ¿no?.»
Para cuando se quiso dar cuenta, ya había recorrido más de la mitad del camino desde casa. Se encontraba en la propia calle donde debía estar la residencia de los Natsu, y en ésta misma calle la opulencia no escaseaba. Podía intuirse que esa familia era de todo menos pobre. Lo cuál le recordaba que en el pergamino mencionaba que esa familia era gerente de un famoso gimnasio. Todo cuadraba.
Siete se echó un vistazo rápido a los bolsillos, así como a la ropa en general. Quizás debía haber ido con "mejores pintas", pero en realidad... le sudaba un pie. Pensó que su misión era enseñar a esa persona, no ser parte de su mobiliario, o encajar en esas esferas. Poco a poco se acercaría hasta la puerta, la cual encontraría tarde o temprano. Por el camino iba leyendo los diferentes carteles de las casas contiguas, buscando en realidad cual sería.