14/04/2022, 19:24
—Pues habrá que darse prisa, chicas. ¡Acabemos con ellos y salgamos! —replicó su compañero.
—Debiste esperar a que salieramos antes del incendio, Suzaku —puntualizó Meme.
—¡No lo he hecho a propósito! —protestó ella, mientras la de Kusagakure lanzaba aquella extraña tela metálica fluida hacia el mismo cocinero al que le acababa de asestar una patada.
Sin embargo, lejos de hacerle retroceder, el corpulento hombre volvió a lanzar dos tajos con su enorme cuchillo carnicero. Suzaku consiguió evitar el primero echándose hacia atrás, pero el segundo le raspó ligeramente el hombro, arrancándole un siseo de dolor en el proceso.
—¡Tú lo has querido, abusón! —bramó, entrelazando las manos en una corta secuencia de sellos—. ¡Katon: Haijingakure no Jutsu! (-10 PV)
Suzaku exhaló una nube de cenizas ardientes hacia su agresor. Su intención era la de cegarle el suficiente tiempo como para girar sobre sus propios talones y abalanzarse hacia la puerta a todo correr. A medio camino, desenvainó la katana que llevaba prendida en la cadera:
—¡Apártate o te rebano como un chorizo! —Amenazó a la guardiana de la puerta.
Pero... ¿sería suficiente?
—Debiste esperar a que salieramos antes del incendio, Suzaku —puntualizó Meme.
—¡No lo he hecho a propósito! —protestó ella, mientras la de Kusagakure lanzaba aquella extraña tela metálica fluida hacia el mismo cocinero al que le acababa de asestar una patada.
Sin embargo, lejos de hacerle retroceder, el corpulento hombre volvió a lanzar dos tajos con su enorme cuchillo carnicero. Suzaku consiguió evitar el primero echándose hacia atrás, pero el segundo le raspó ligeramente el hombro, arrancándole un siseo de dolor en el proceso.
—¡Tú lo has querido, abusón! —bramó, entrelazando las manos en una corta secuencia de sellos—. ¡Katon: Haijingakure no Jutsu! (-10 PV)
Suzaku exhaló una nube de cenizas ardientes hacia su agresor. Su intención era la de cegarle el suficiente tiempo como para girar sobre sus propios talones y abalanzarse hacia la puerta a todo correr. A medio camino, desenvainó la katana que llevaba prendida en la cadera:
—¡Apártate o te rebano como un chorizo! —Amenazó a la guardiana de la puerta.
Pero... ¿sería suficiente?