28/04/2022, 17:26
En la sala de estar de una casa que le quedaba demasiado grande, Kurogane Toshio se encontraba lanzando una pelotita de goma contra una pared y atrapándola, solo. Era de madrugada en un Hoyōbi, ya bastante tarde en la noche. De nuevo no había podido dormir por las mismas pesadillas de siempre.
— Debería decírselo mañana. —Pensó apropósito en voz alta para escuchar una voz conocida.
Hacía tiempo que Tamao y su familia ya habían regresado a su propia casa, y aunque seguía quedando tanto con Tamao como con Kinumi al menos una vez a la semana, seguía teniendo más bien pocas noticias de Yuki. Aún así, eran sus amigos más cercanos y creía que tendría que decirles que participaría en el ataque al País del Rayo. Era lo justo.
Bostezó. Tenía bastante sueño, pero no quería volver a irse a dormir, así que probablemente pasaría otra noche despierto. Quizás ya debería buscarse un hobbie para esas noches, o encontrar algún libro que leer, pues entrenar cada noche era inviable por el cansancio. Pero esta era de la clase de cosas que uno sabe que debería hacer, pero que nunca acaba haciendo.
— Debería decírselo mañana. —Pensó apropósito en voz alta para escuchar una voz conocida.
Hacía tiempo que Tamao y su familia ya habían regresado a su propia casa, y aunque seguía quedando tanto con Tamao como con Kinumi al menos una vez a la semana, seguía teniendo más bien pocas noticias de Yuki. Aún así, eran sus amigos más cercanos y creía que tendría que decirles que participaría en el ataque al País del Rayo. Era lo justo.
Bostezó. Tenía bastante sueño, pero no quería volver a irse a dormir, así que probablemente pasaría otra noche despierto. Quizás ya debería buscarse un hobbie para esas noches, o encontrar algún libro que leer, pues entrenar cada noche era inviable por el cansancio. Pero esta era de la clase de cosas que uno sabe que debería hacer, pero que nunca acaba haciendo.