16/05/2022, 22:32
Toshio empezó a reírse, realmente aliviado.
— Qué bien que digas eso. De verdad que ya tenía miedo, Kinumi-chan. —Le dijo, todavía riéndose—. Bien, pues yo me quedaré con las espadas, las armaduras, los músculos, el pelo chillón, las estrategias sin fisuras, la personalidad encantadora... ay, que se supone que tengo que dejarte algo ¿no?
No podía evitarlo. Él no era de las personas que presumían mucho. Bueno, no era de las personas que presumían demasiado, pero luego de lo de los últimos dos días sentía que podía darse una palmadita en la espalda y decirse a sí mismo lo guapo que era y lo mucho que valía.
— Qué bien que digas eso. De verdad que ya tenía miedo, Kinumi-chan. —Le dijo, todavía riéndose—. Bien, pues yo me quedaré con las espadas, las armaduras, los músculos, el pelo chillón, las estrategias sin fisuras, la personalidad encantadora... ay, que se supone que tengo que dejarte algo ¿no?
No podía evitarlo. Él no era de las personas que presumían mucho. Bueno, no era de las personas que presumían demasiado, pero luego de lo de los últimos dos días sentía que podía darse una palmadita en la espalda y decirse a sí mismo lo guapo que era y lo mucho que valía.