10/06/2022, 17:01
En la escala de mala baba, Chika estaba en un muy decente segundo puesto. Porque Kenshin había resignado su humanidad al demonio que habitaba su interior, no había ninguna otra explicación para el golpe que había cargado y chocado contra el de Chika. La pura maldad que había que tener en el corazón para romper la cortesía del combate y traicionar la lealtad al dojo era insondable.
Sin embargo, Kenshin lo hizo sin problemas. Ese don natural del chico era uno que Chika no iba a envidiar nunca. El choque fue explosivo y aunque ambos salieron despedidos, pero solo uno de ellos se comió la pared, claro que Chika no llegaría a verlo porque cayó inconsciente al momento.
Cuando despertó, Chika solo sabía que todos estaban preocupados y eso había que solventarlo. Sonrió y levantó una mano, para señalar que seguía con vida.
— Hey, estoy bien, estoy bien. — dijo solo despertarse con un hilo de voz. — No os preocupeis, nada que una buena siesta no arregle.
Ni siquiera tenía la energia para dedicarle alguna mirada a Raijin para que le siguiese el rollo, solo esperaba que no causase más alboroto del necesario. Aunque no sabía cómo tenía el brazo, sabía que estaba mal. Cualquier grado de mal era algo completamente nuevo para ella. Normalmente no se hacía ni una herida ni media. Una vez se había caido de las escaleras y se había levantado sin un rasguñó. Una vez aterrizó sobre su brazo y no tuvo ni un problema para moverlo. Siempre salía indemne de cualquier accidente.
Pero esto no había sido un accidente.
Sin embargo, Kenshin lo hizo sin problemas. Ese don natural del chico era uno que Chika no iba a envidiar nunca. El choque fue explosivo y aunque ambos salieron despedidos, pero solo uno de ellos se comió la pared, claro que Chika no llegaría a verlo porque cayó inconsciente al momento.
Cuando despertó, Chika solo sabía que todos estaban preocupados y eso había que solventarlo. Sonrió y levantó una mano, para señalar que seguía con vida.
— Hey, estoy bien, estoy bien. — dijo solo despertarse con un hilo de voz. — No os preocupeis, nada que una buena siesta no arregle.
Ni siquiera tenía la energia para dedicarle alguna mirada a Raijin para que le siguiese el rollo, solo esperaba que no causase más alboroto del necesario. Aunque no sabía cómo tenía el brazo, sabía que estaba mal. Cualquier grado de mal era algo completamente nuevo para ella. Normalmente no se hacía ni una herida ni media. Una vez se había caido de las escaleras y se había levantado sin un rasguñó. Una vez aterrizó sobre su brazo y no tuvo ni un problema para moverlo. Siempre salía indemne de cualquier accidente.
Pero esto no había sido un accidente.