26/06/2022, 20:00
Incluso en su profunda tristeza, los sentidos de Yukiko Yuki estaban tan afilados como siempre. Pudo escuchar, aunque algo tarde, el sonido de los pasos de una persona acercarse con sigilo a ella. Solo habían dos personas aparte de ella con las llaves de la casa, y ninguna de ellas podría estar allí en aquel momento, por lo que fuese quien fuese aquella persona, tenía que ser un intruso. Eso la enfurecía. ¿Cómo se atrevía a manchar aquel hogar con su presencia? ¿Cómo se atrevía a pisar el suelo que ellos pisaron?
Un kunai impactó en el suelo bajos sus pies, antes de que aquella persona dijese algo que ella no había llegado a escuchar. Durante dos segundos, la Uchiha no vio reacción alguna por parte de Yuki, que se había quedado mirando el arma mientras Kinumi hablaba. Entonces, con lentitud y temblorosa, dejó la foto y se agachó para recoger el kunai que se había clavado en el suelo.
— Has hecho un agujero en el suelo. —Dijo, con aparente calma, como si simplemente le informase de un hecho—. ¿Cómo te atreves?
Desde su hombro derecho, donde antes no había nada, empezó a crecer espontáneamente un enorme y monstruoso brazo de hielo con un brillo rojizo en su interior. Varias veces más grande que un brazo común, la gigantesca extremidad se estiró directamente hacia Kinumi, cubriendo prácticamente todo el pasillo hasta alcanzarla para agarrarla del torso.
— ¿¡Cómo te atreves!? —Le gritó, llena de ira—. ¿¡Cómo te atreves a dañar este lugar!?
Apretaba, apretaba muchísimo (Fuerza 160), tanto que a la Uchiha le costaría horrores respirar, pero ahora que el rostro de su atacante estaba levemente iluminado por su propio chakra, podría darse cuenta de un importante detalle...
¿No la conocía de algo?
Un kunai impactó en el suelo bajos sus pies, antes de que aquella persona dijese algo que ella no había llegado a escuchar. Durante dos segundos, la Uchiha no vio reacción alguna por parte de Yuki, que se había quedado mirando el arma mientras Kinumi hablaba. Entonces, con lentitud y temblorosa, dejó la foto y se agachó para recoger el kunai que se había clavado en el suelo.
— Has hecho un agujero en el suelo. —Dijo, con aparente calma, como si simplemente le informase de un hecho—. ¿Cómo te atreves?
Desde su hombro derecho, donde antes no había nada, empezó a crecer espontáneamente un enorme y monstruoso brazo de hielo con un brillo rojizo en su interior. Varias veces más grande que un brazo común, la gigantesca extremidad se estiró directamente hacia Kinumi, cubriendo prácticamente todo el pasillo hasta alcanzarla para agarrarla del torso.
— ¿¡Cómo te atreves!? —Le gritó, llena de ira—. ¿¡Cómo te atreves a dañar este lugar!?
Apretaba, apretaba muchísimo (Fuerza 160), tanto que a la Uchiha le costaría horrores respirar, pero ahora que el rostro de su atacante estaba levemente iluminado por su propio chakra, podría darse cuenta de un importante detalle...
¿No la conocía de algo?