19/07/2022, 11:58
Todos siguieron los pasos de Ren hasta que, al fondo, dónde estaban los sacos de boxeo, un hombre volvió a su entrenamiento. Poco a poco, todos hicieron lo mismo. Algunos más distraídos por la presencia de la kunoichi que otros.
El viejo alzó la mirada a la joven, sin mover la cabeza.
— ¿Aviso? Es que un viejo ya ni puede silbar en su propio local. — se atusó una barba que no tenía y alzó la cabeza esta vez para contestar a Ren. — Ya estamos con las bromitas. Como esto se llama la Jungla Azul ya vienen las graciosilllas a preguntar por el Tigre Azul. Pues como ves, ni un solo Tigre. Pero si quieres, te puedo dar el Gato Azul.
Y procedió a carcajearse en su cara. A ese viejo parecía darle igual todo.
El viejo alzó la mirada a la joven, sin mover la cabeza.
— ¿Aviso? Es que un viejo ya ni puede silbar en su propio local. — se atusó una barba que no tenía y alzó la cabeza esta vez para contestar a Ren. — Ya estamos con las bromitas. Como esto se llama la Jungla Azul ya vienen las graciosilllas a preguntar por el Tigre Azul. Pues como ves, ni un solo Tigre. Pero si quieres, te puedo dar el Gato Azul.
Y procedió a carcajearse en su cara. A ese viejo parecía darle igual todo.