20/07/2022, 20:20
Hido se apoyó en el escritorio con los codos, apoyando a su vez su barbilla en sus propias manos entrelazadas, escuchando atentamente las palabras de Ren. Cuando terminó, soltó un sonoro bufido y se reclinó en su asiento.
— Puf, ¿bandidos? Ese loco estaba atacando indiscriminadamente. Siempre en callejones oscuros, a altas horas de la noche. Yo lo vi una vez, estaba con un compañero de entrenamiento, volviendo a casa. Nos despedimos para separarnos, me giré un momento y, pum, escucho un golpe. Cuando me volteé al callejón, mi colega estaba en el suelo y ese salvaje estaba golpeandolo como un animal.
Hizo una pausa, bufando y reacomodandose en el sillón.
— Fui a denunciarlo y se rieron en mi cara. Ahora mata a una persona y todos se hacen los sorprendidos. ¿Qué esperaban que pasase? Por lo que sé ha apalizado a más de uno y de dos. Y ¿qué bandidos? Ciudadanos de aquí.
Decidió darle a Ren la oportunidad de contestar algo.
— Puf, ¿bandidos? Ese loco estaba atacando indiscriminadamente. Siempre en callejones oscuros, a altas horas de la noche. Yo lo vi una vez, estaba con un compañero de entrenamiento, volviendo a casa. Nos despedimos para separarnos, me giré un momento y, pum, escucho un golpe. Cuando me volteé al callejón, mi colega estaba en el suelo y ese salvaje estaba golpeandolo como un animal.
Hizo una pausa, bufando y reacomodandose en el sillón.
— Fui a denunciarlo y se rieron en mi cara. Ahora mata a una persona y todos se hacen los sorprendidos. ¿Qué esperaban que pasase? Por lo que sé ha apalizado a más de uno y de dos. Y ¿qué bandidos? Ciudadanos de aquí.
Decidió darle a Ren la oportunidad de contestar algo.