2/08/2022, 16:07
Suzume asintió junto con la chica. ¡Ayame! Ayame. Escribió ese nombre en su cabeza. Le seguía pareciendo extraño que no hablara. Supuso que en realidad era muda. La pelirroja se sintió extraña.
Sin embargo, Ayame le apuntaba a la libreta. La cantante tardó un momento en entender.
—¡Ah, ya! Claro, claro, ten.
Pasó la pagina y, con una enorme sonrisa, le tendió la libreta y el bolígrafo a la chica de la luna. Era obvio: si no podía hablar, le estaba pidiendo la libreta para escribir y comunicarse. ¡Que brillante, Suzume!
Sin embargo, Ayame le apuntaba a la libreta. La cantante tardó un momento en entender.
—¡Ah, ya! Claro, claro, ten.
Pasó la pagina y, con una enorme sonrisa, le tendió la libreta y el bolígrafo a la chica de la luna. Era obvio: si no podía hablar, le estaba pidiendo la libreta para escribir y comunicarse. ¡Que brillante, Suzume!