19/08/2022, 16:55
Por suerte para Yukiko Yuki, la Uchiha no tardó más de un instante en salir de la habitación. Para la jōnin, realmente, no era el mejor de los momentos para estar sola. Sentía que si lo hacía empezaría a llorar sola de la forma más penosa posible o acabaría siendo absorbida por aquella maldita foto.
— Puto imbécil... se suponía que no ibas a estar en peligro. Se suponía que ibas a volver a casa... —Le hablaba como si pudiera escucharle—. Lo siento...
Justo antes de que terminase rompiéndose, Kinumi salió de la habitación para ver a Yuki colocar la foto en su sitio, antes de levantarse con calma del sillón en el que estaba sentada.
— Bien. Empezamos.
Y con esas palabras empezaría el primero de los muchos entrenamientos infernales por los que tendría que pasar Uchiha Kinumi a partir de ese momento. Yuki se quedaría en aquella casa a vivir, entrenar y protegerla, sin darle un día de descanso a la joven. Quizás para la sorpresa de Kinumi, Yuki demostró ser una muy buena maestra que sabía de lo que hablaba y que a partir del segundo día ya sabía cuánto podía empujar a la Uchiha sin matarla en el intento.
— Puto imbécil... se suponía que no ibas a estar en peligro. Se suponía que ibas a volver a casa... —Le hablaba como si pudiera escucharle—. Lo siento...
Justo antes de que terminase rompiéndose, Kinumi salió de la habitación para ver a Yuki colocar la foto en su sitio, antes de levantarse con calma del sillón en el que estaba sentada.
— Bien. Empezamos.
Y con esas palabras empezaría el primero de los muchos entrenamientos infernales por los que tendría que pasar Uchiha Kinumi a partir de ese momento. Yuki se quedaría en aquella casa a vivir, entrenar y protegerla, sin darle un día de descanso a la joven. Quizás para la sorpresa de Kinumi, Yuki demostró ser una muy buena maestra que sabía de lo que hablaba y que a partir del segundo día ya sabía cuánto podía empujar a la Uchiha sin matarla en el intento.