23/08/2022, 19:09
Mientras la Kaminari se debatía entre el honor y la estabilidad de su familia, Raijin seguía a su lado, sentado en silencio. Él sabía bien que no era el mejor ejemplo de padre. No tenía experiencia en ello, y eso que lo era doce veces. Lo único que podía ser para sus hijos era un maestro de artes marciales y un cuidador, pero ni siquiera eso lo hacía realmente bien. Un buen maestro de artes marciales sabría darle consejos en una situación como aquella.
En momentos como este, Raijin no podía ni siquiera preguntarse qué habría hecho su padre en su situación, pues sabía que probablemente le pegaría a Chika con un palo hasta que se enderezase o se rompiese. Eso no había funcionado muy bien con él.
Chika sintió la mano de su padre sobre su hombro, mientras el hombre buscaba las palabras para ayudar a su hija.
— ¿Habéis discutido? —Preguntó, intentando que con eso Chika empezase a contarle lo que había sucedido.
En momentos como este, Raijin no podía ni siquiera preguntarse qué habría hecho su padre en su situación, pues sabía que probablemente le pegaría a Chika con un palo hasta que se enderezase o se rompiese. Eso no había funcionado muy bien con él.
Chika sintió la mano de su padre sobre su hombro, mientras el hombre buscaba las palabras para ayudar a su hija.
— ¿Habéis discutido? —Preguntó, intentando que con eso Chika empezase a contarle lo que había sucedido.