23/08/2022, 19:36
— ¡Claro! —Dijo el hombre, antes de sacar la la mano del arma de su bolsillo y apuntar tras de sí con el pulgar—. Está justo aquí. Me pidió que esperásemos fuera para que pueda terminar de retocar la mercancía.
La casa a la que estaba apuntando no era nada menos que la misma casa frente a la que había atado sus dromedarios. En su rostro, una enorme sonrisa feliz y confiada se formó ahora que sabía que estaba tratando con aliados.
— ¡Oh! Se me olvidó presentarme. —Exclamó de repente, antes de apuntarse a sí mismo con el pulgar—. Yo soy Yamamoto Ryō, vuestro transportista.
La casa a la que estaba apuntando no era nada menos que la misma casa frente a la que había atado sus dromedarios. En su rostro, una enorme sonrisa feliz y confiada se formó ahora que sabía que estaba tratando con aliados.
— ¡Oh! Se me olvidó presentarme. —Exclamó de repente, antes de apuntarse a sí mismo con el pulgar—. Yo soy Yamamoto Ryō, vuestro transportista.