29/08/2022, 19:05
(Última modificación: 29/08/2022, 21:03 por Tsukiyama Daigo. Editado 1 vez en total.)
Raijin miró a su hija unos segundos antes de mirar al frente. Su rostro no lo estaba reflejando, pero realmente estaba lleno de dudas. ¿Qué podría decirle a Chika? Él sabía que Chika nunca podría ser como él, igual que Kimi. Él siempre podía encontrar la respuesta a sus dilemas morales en su código de honor, que de alguna manera acabó siendo distinto al de una de ellas y la otra ni siquiera ha terminado por formar el suyo propio, si es que lo acababa haciendo algún día.
— No lo sé. —Le respondió—. Te puedo decir lo que yo haría, pero estoy seguro de que ya lo habrás intentado ¿verdad?
Poner la otra mejilla, mantener la calma, la cortesía, la sinceridad... todas esas cosas que su padre le había enseñado a él y que ahora les enseñaba él a ellas. De alguna manera Kimi había tomado todos esos principios y los convirtió en su propio código personal, mientras que Chika intentaba tomarlos como guía, con más éxito del que ella misma creía.
Todavía abrazándola con un brazo, Raijin juntó su cabeza con la de Chika.
— Pero Kira no estará enfadada por siempre. Volverá. Y quiero que habléis con calma cuando lo haga. ¿De acuerdo? —Le dijo, y aunque realmente era más una orden que un consejo, hablaba con un tono suave—. Si ambas habláis con sinceridad y calma, estoy seguro de que no tendrás que preguntarte más qué hacer si la situación se repite.
— No lo sé. —Le respondió—. Te puedo decir lo que yo haría, pero estoy seguro de que ya lo habrás intentado ¿verdad?
Poner la otra mejilla, mantener la calma, la cortesía, la sinceridad... todas esas cosas que su padre le había enseñado a él y que ahora les enseñaba él a ellas. De alguna manera Kimi había tomado todos esos principios y los convirtió en su propio código personal, mientras que Chika intentaba tomarlos como guía, con más éxito del que ella misma creía.
Todavía abrazándola con un brazo, Raijin juntó su cabeza con la de Chika.
— Pero Kira no estará enfadada por siempre. Volverá. Y quiero que habléis con calma cuando lo haga. ¿De acuerdo? —Le dijo, y aunque realmente era más una orden que un consejo, hablaba con un tono suave—. Si ambas habláis con sinceridad y calma, estoy seguro de que no tendrás que preguntarte más qué hacer si la situación se repite.