30/08/2022, 12:51
(Última modificación: 30/08/2022, 17:05 por Shikaku Kei. Editado 5 veces en total.)
Jin ríe y, mientras el novato busca una misión para ellos, mira a Kei señalando las posaderas del tipo con una sonrisa infantil. Cuando se incorpora y les entrega el pergamino, ella lo intercepta y lo protege detrás de la espalda.
— Gracias majo, vamos a ir tirando — dice Jin, y se despide con la mano del genin de la recepción — No te quitamos más tiempo.
— ¡Que vaya bien! — añade Kei.
Los dos salen del edificio y se acercan a uno de los bancos que hay en las cercanías de la entrada. Extienden el pergamino sobre el banco y lo leen detenidamente.
— ¿Ha desaparecido el gato o el árbol?
— Si ha desaparecido el árbol con el gato encima lo vamos a tener difícil para encontrarlos. Supongo que debe tratarse de algún tipo de errata, ¿no crees? — Kei se queda pensando un momento — Tengo experiencia en buscar animales, pero nunca se me habría ocurrido que tendría que encontrar a una planta perdida— bromea Kei.
— Coincido — responde Jin — Aunque creo que deberíamos aclarar ese tema primero, porqué si el gato tenía un árbol favorito y el árbol ha desaparecido, y lo que ha pasado es que el gato está buscando el árbol o ya lo ha encontrado, podría ahorrarnos horas o incluso días de búsqueda.
— Eso sí que tiene sentido — sonríe.
Desde que les han dado la misión, Kei está con mejor cara y mejor ánimo, pero no puede evitar pensar en la misión por la que había estado suspendido todo ese tiempo; tampoco puede evitar pensar en Puribal, el gato de aquel señor feudal que se despeñó por el barranco.
Él lo vio todo. Escuchó como su compañero les llamaba y señalaba hacia un árbol que se había partido y estaba inclinado en el borde de un barranco, asomada su copa al precipicio, donde el gato estaba tumbado contemplando las hermosas vistas marítimas. Luego vio como el chico caminaba por el tronco mientras el gato le gruñía con fervor, y como su otro compañero se acercaba al barranco, exigiéndole que volviera con él. Cuando el chico casi estaba tocando al gato, el animal le arañó en el brazo y él trastabilló con una de las ramas del árbol, haciendo que se meciera durante unos segundos. Los suficientes para que el gato saltara y se paralizara de miedo, cayendo por el precipicio, pero no para que el genin perdiera el equilibrio.
— ¡Vamos, no te preocupes! — Jin cierra el pergamino y lo guarda en la bolsa — Solo tenemos que encontrar al gato y llevarlo de vuelta a su dueña. Aquello no volverá a repetirse, estamos juntos en esto — le da una palmada en la espalda a Kei y camina hacia la salida del recinto.
— Supongo que una vez más llevas razón — reflexiona Kei.
— Por mi está bien. Aquí está la dirección del parque. ¿Lo conoces?
— Ni idea.
Ambos caminan hacia la calle principal. Los faroles ya están apagados.
— Gracias majo, vamos a ir tirando — dice Jin, y se despide con la mano del genin de la recepción — No te quitamos más tiempo.
— ¡Que vaya bien! — añade Kei.
Los dos salen del edificio y se acercan a uno de los bancos que hay en las cercanías de la entrada. Extienden el pergamino sobre el banco y lo leen detenidamente.
— ¿Ha desaparecido el gato o el árbol?
— Si ha desaparecido el árbol con el gato encima lo vamos a tener difícil para encontrarlos. Supongo que debe tratarse de algún tipo de errata, ¿no crees? — Kei se queda pensando un momento — Tengo experiencia en buscar animales, pero nunca se me habría ocurrido que tendría que encontrar a una planta perdida— bromea Kei.
— Coincido — responde Jin — Aunque creo que deberíamos aclarar ese tema primero, porqué si el gato tenía un árbol favorito y el árbol ha desaparecido, y lo que ha pasado es que el gato está buscando el árbol o ya lo ha encontrado, podría ahorrarnos horas o incluso días de búsqueda.
— Eso sí que tiene sentido — sonríe.
Desde que les han dado la misión, Kei está con mejor cara y mejor ánimo, pero no puede evitar pensar en la misión por la que había estado suspendido todo ese tiempo; tampoco puede evitar pensar en Puribal, el gato de aquel señor feudal que se despeñó por el barranco.
Él lo vio todo. Escuchó como su compañero les llamaba y señalaba hacia un árbol que se había partido y estaba inclinado en el borde de un barranco, asomada su copa al precipicio, donde el gato estaba tumbado contemplando las hermosas vistas marítimas. Luego vio como el chico caminaba por el tronco mientras el gato le gruñía con fervor, y como su otro compañero se acercaba al barranco, exigiéndole que volviera con él. Cuando el chico casi estaba tocando al gato, el animal le arañó en el brazo y él trastabilló con una de las ramas del árbol, haciendo que se meciera durante unos segundos. Los suficientes para que el gato saltara y se paralizara de miedo, cayendo por el precipicio, pero no para que el genin perdiera el equilibrio.
— ¡Vamos, no te preocupes! — Jin cierra el pergamino y lo guarda en la bolsa — Solo tenemos que encontrar al gato y llevarlo de vuelta a su dueña. Aquello no volverá a repetirse, estamos juntos en esto — le da una palmada en la espalda a Kei y camina hacia la salida del recinto.
— Supongo que una vez más llevas razón — reflexiona Kei.
— Por mi está bien. Aquí está la dirección del parque. ¿Lo conoces?
— Ni idea.
Ambos caminan hacia la calle principal. Los faroles ya están apagados.