2/09/2022, 21:07
— Como quieras. Tú guías.
— ¡Claro! — contestó con una sonrisa.
Empezó a andar en dirección contraria a la casa y esperó a que Kira se le pusiese al lado para empezar a contarle cosas.
— No sé si lo sabes, pero yo nunca he tenido una madre. — hablaba casualmente, exactamente igual a cómo hubiese hablado de lo buenas que estaban las bolas de arroz del desayuno. — De hecho, ni siquiera recuerdo si tenía una madre. Osea, entiendo que tuve que tenerla para nacer y eso, pero no tengo ninguna memoria de mi niñez. Lo primero que recuerdo es el suelo de una calle de la aldea.
Iría gesticulando a medida que hablaba, señalando al suelo al acabar la frase para darle contexto a Kira. Realmente no era buena contando historias, ni siquiera sabía cual era el objetivo de contarle aquello. Solo quería ser sincera.
— Raijin y Kimi me acogieron, exactamente como estan haciendo con vosotros. No tenía recuerdos, no tenía nombre, no tenía una edad exacta. Al principio, estaba asustada. Solo recordaba el hambre, el frio y el suelo y no paraba de pensar que si me habían abandonado una vez, ¿por qué no iban a volver a hacerlo? No quería saber nada de ellos. Los ignoraba, incluso les gruñía. Era una cria. Sigo convencida de que me dieron más edad de la que tenía. — soltó una breve risa y volvió a rascarse la nuca.
Empezó a darse cuenta de que tal vez ella era la que tenía que aprender algo de esa historia. Tal vez por eso había empezado a contarla.
— A lo que quiero llegar es que ellos no se rindieron conmigo. Se volvieron lo más importante para mí. Eran mi familia. Entendí que fuese lo que fuese que tenía antes, no era una familia ni era nada. Papá y Mi-chan eran mi mundo y me enfrentaría a cualquiera por ellos. Lo entiendes, ¿verdad? Lo que es una familia.
Se detuvo y le puso la mano en el hombro a Kira, intentando que la encarase. Si lo conseguía, Kira vería que a Chika le brillaban los ojos como si hablase del mayor tesoro del mundo.
— Me he puesto así, Ra-chan, porque has faltado al respeto a Mi-chan. Le has faltado el respeto a mi familia. Por eso espero que te disculpes con ella. Kimi... ella ha sufrido mucho, pero nunca se ha rendido. Y si ahora está tan debil... Bueno, lo que quiero decirte es que me pondría exactamente igual si alguien te faltase el respeto a ti, Ra-chan. Porque ahora tú, Ki-chan y todos los demás, sois mi familia. Y sé que es dificil y brusco y extraño, puedes gruñirme si quieres, pero os protegeré igual. Porque tienes razón, soy la mama oso. Por eso defenderé a todos mis oseznos. — Y Chika le dedicó una última sonrisa como si acabase de decir lo más sabio y profundo de su vida. Y probablemente fuese verdad.
— ¡Claro! — contestó con una sonrisa.
Empezó a andar en dirección contraria a la casa y esperó a que Kira se le pusiese al lado para empezar a contarle cosas.
— No sé si lo sabes, pero yo nunca he tenido una madre. — hablaba casualmente, exactamente igual a cómo hubiese hablado de lo buenas que estaban las bolas de arroz del desayuno. — De hecho, ni siquiera recuerdo si tenía una madre. Osea, entiendo que tuve que tenerla para nacer y eso, pero no tengo ninguna memoria de mi niñez. Lo primero que recuerdo es el suelo de una calle de la aldea.
Iría gesticulando a medida que hablaba, señalando al suelo al acabar la frase para darle contexto a Kira. Realmente no era buena contando historias, ni siquiera sabía cual era el objetivo de contarle aquello. Solo quería ser sincera.
— Raijin y Kimi me acogieron, exactamente como estan haciendo con vosotros. No tenía recuerdos, no tenía nombre, no tenía una edad exacta. Al principio, estaba asustada. Solo recordaba el hambre, el frio y el suelo y no paraba de pensar que si me habían abandonado una vez, ¿por qué no iban a volver a hacerlo? No quería saber nada de ellos. Los ignoraba, incluso les gruñía. Era una cria. Sigo convencida de que me dieron más edad de la que tenía. — soltó una breve risa y volvió a rascarse la nuca.
Empezó a darse cuenta de que tal vez ella era la que tenía que aprender algo de esa historia. Tal vez por eso había empezado a contarla.
— A lo que quiero llegar es que ellos no se rindieron conmigo. Se volvieron lo más importante para mí. Eran mi familia. Entendí que fuese lo que fuese que tenía antes, no era una familia ni era nada. Papá y Mi-chan eran mi mundo y me enfrentaría a cualquiera por ellos. Lo entiendes, ¿verdad? Lo que es una familia.
Se detuvo y le puso la mano en el hombro a Kira, intentando que la encarase. Si lo conseguía, Kira vería que a Chika le brillaban los ojos como si hablase del mayor tesoro del mundo.
— Me he puesto así, Ra-chan, porque has faltado al respeto a Mi-chan. Le has faltado el respeto a mi familia. Por eso espero que te disculpes con ella. Kimi... ella ha sufrido mucho, pero nunca se ha rendido. Y si ahora está tan debil... Bueno, lo que quiero decirte es que me pondría exactamente igual si alguien te faltase el respeto a ti, Ra-chan. Porque ahora tú, Ki-chan y todos los demás, sois mi familia. Y sé que es dificil y brusco y extraño, puedes gruñirme si quieres, pero os protegeré igual. Porque tienes razón, soy la mama oso. Por eso defenderé a todos mis oseznos. — Y Chika le dedicó una última sonrisa como si acabase de decir lo más sabio y profundo de su vida. Y probablemente fuese verdad.