6/09/2022, 12:54
En lugar de usar palabras, Suzume retomó su libreta y escribió algo en ella. Junto a su caligrafía, al final de cada línea, adornos con caritas sonrientes y alguna que otra estrellita.
—Creo... —añadió, aquella vez en voz alta. Su sonrisa se apagó lentamente, y Ayame se temió lo peor—. Oh...
Suzume no parecía molesta, pero Ayame hundió los hombros, afligida, y le dedicó una nueva reverencia. Volvió a solicitarle la libreta, y aquella vez fue ella la que escribió a toda prisa:
Dudó algunos instantes, con el lápiz suspendido a escasos centímetros en el aire. Y entonces añadió una última frase:
«¡No ha pasado nada, amiga!
Estoy bien, y mi libretita está bien. Sólo se mojaron algunas hojas en blanco.
Lo demás está bien.»
Estoy bien, y mi libretita está bien. Sólo se mojaron algunas hojas en blanco.
Lo demás está bien.»
—Creo... —añadió, aquella vez en voz alta. Su sonrisa se apagó lentamente, y Ayame se temió lo peor—. Oh...
«Escribo aquí mis canciones y... Un par sí se mancharon bastante.
¡Pero no tienes que hacer nada, Ayame-san! ¡Gracias!»
¡Pero no tienes que hacer nada, Ayame-san! ¡Gracias!»
Suzume no parecía molesta, pero Ayame hundió los hombros, afligida, y le dedicó una nueva reverencia. Volvió a solicitarle la libreta, y aquella vez fue ella la que escribió a toda prisa:
«¡Ay, lo siento muchísimo! Espero que puedas recuperarlas al menos...»
Dudó algunos instantes, con el lápiz suspendido a escasos centímetros en el aire. Y entonces añadió una última frase:
«Entonces, ¿te gusta componer canciones?»