11/09/2022, 20:59
El anciano entornó la mirada durante unos segundos, mirando a las genin. Ambas llevaban su bandana ninja visible, y Ryō estaba con ellas, así que todo debía estar bien. Hablando de Ryō, el muy maldito empezó a reírse más fuerte cuando el Kabin le llamó la atención.
— ¡Lo siento, Kabin-san, pero es que contrató ninjas muy interesantes!
Resignado, el cliente suspiró y abrió la puerta de su casa, permitiéndoles el paso.
— Muy bien. Adelante, pasad. —Les decía—. Gracias por ser tan puntuales.
Ryō sería el último en entrar a la casa si ambas genin lo hacían, dejando abierta la puerta tras de sí. Allí se encontraron con la sala de una humilde casa desordenada y completamente repleta de distintas vasijas de todo tipo, a excepción de una enorme mesa bien ordenada, con unas herramientas ya preparadas y lo que parecía ser una vasija en proceso de ser terminada.
El anciano se llevó una mano al mentón y miró alrededor.
— Lo primero que tendréis que hacer es encontrar las vasijas y ayudar a Ryō-kun a cargarlas en el carruaje. —Si miraban a su alrededor, los chicos notarían que encontrar unas vasijas en particular allí sería prácticamente como encontrar una aguja en un pajar—. Siento mucho no haber podido ordenar antes de vuestra llegada, pero serán fáciles de encontrar. Son solo diez y tienen un número del uno al cinco en la tapa.
El transportista miró a los genin, antes de mirar a su alrededor y resoplar.
— Habrá que ponerse manos a la obra.
— ¡Lo siento, Kabin-san, pero es que contrató ninjas muy interesantes!
Resignado, el cliente suspiró y abrió la puerta de su casa, permitiéndoles el paso.
— Muy bien. Adelante, pasad. —Les decía—. Gracias por ser tan puntuales.
Ryō sería el último en entrar a la casa si ambas genin lo hacían, dejando abierta la puerta tras de sí. Allí se encontraron con la sala de una humilde casa desordenada y completamente repleta de distintas vasijas de todo tipo, a excepción de una enorme mesa bien ordenada, con unas herramientas ya preparadas y lo que parecía ser una vasija en proceso de ser terminada.
El anciano se llevó una mano al mentón y miró alrededor.
— Lo primero que tendréis que hacer es encontrar las vasijas y ayudar a Ryō-kun a cargarlas en el carruaje. —Si miraban a su alrededor, los chicos notarían que encontrar unas vasijas en particular allí sería prácticamente como encontrar una aguja en un pajar—. Siento mucho no haber podido ordenar antes de vuestra llegada, pero serán fáciles de encontrar. Son solo diez y tienen un número del uno al cinco en la tapa.
El transportista miró a los genin, antes de mirar a su alrededor y resoplar.
— Habrá que ponerse manos a la obra.