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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#3
—Ayame, este es Karoi —farfulló Zetsuo, señalando al hombre que se encontraba junto a él. A Ayame le pareció que le costaba pronunciar aquellas palabras, como si fueran una masa pastosa en su boca que le impidieran vocalizar correctamente—. Tu tío.

Ayame tardó algunos segundos en darse cuenta de que se había quedado boquiabierta.

—Q... ¿Qué? —balbuceó, con los ojos abiertos como platos. Intercambió una mirada con Kōri, pero le sorprendió descubrir que, en contraste con su estupefacción, su hermano mayor se mantenía tan calmo como siempre—. Mi... ¿Mi tío? ¿Entonces es tu...?

El desconocido, su supuesto tío, soltó una carcajada que sonó como un ladrido seco y cortante.

—¡JA! ¡Qué más quisiera él! Yo soy hermano de tu madre, Hōzuki Shiruka.

Ayame los miraba de manera alternativa, una y otra vez. Ahora que se fijaba, en realidad Karoi era casi la parte opuesta a su padre. Aunque era prácticamente igual de alto que él, era notablemente más joven que él (debía rondar la treintena); y, sin duda, más fuerte. Su cuerpo no era especialmente corpulento, pero sí estaba tonificado y los músculos comenzaban a marcarse en sus brazos. Tenía la cabeza cubierta por un gorro de lana, en el que llevaba adosada la placa metálica que le identificaba como shinobi de Amegakure; pero algunos mechones de cabello azulado caían sobre su frente y sus hombros, a juego con la perilla que nacía de su barbilla. Sin embargo, lo que más contrastaba con su padre era, sin duda alguna su rostro, un rostro de gesto desvergonzado, sonriente y socarrón.

Ayame estaba atónita. Pese a lo simple de las palabras de Zetsuo y Karoi, ella no parecía entenderles. Como si le estuviesen hablando en otro idioma. La presentación había sido un tanto brusca.

Y, sin embargo, el que fuera hermano de su fallecida madre había despertado toda su curiosidad. Era lo más cerca que podía estar de ella... de saber cómo era.

—Pero... si eso es verdad... —continuó—. ¿Cómo es que nunca...? ¿Por qué...?

«¿Por qué nunca he sabido de tu existencia? ¿Por qué nunca has venido a verme si soy tu sobrina?» Completó en su mente, pero fue incapaz de pronunciar las palabras y terminó por morderse el labio inferior.

Un tenso silencio inundó el ambiente durante algunos segundos. Kōri se mantenía a un lado de la conversación, simplemente los escuchaba; Zetsuo estudiaba la situación con los brazos cruzados; y Karoi se limitó a ladear ligeramente el rostro como si estuviera decidiendo qué palabras debía utilizar.

—Lo siento muchísimo, Ayame. Tengo deberes importantes que atender como shinobi. Supongo que lo entenderás.

Zetsuo clavó sus ojos aguamarina en Karoi en una mirada nada amigable, y el hombre le sostuvo el reto prácticamente sin pestañear.

—¿Y ya no los tienes? —se atrevió a preguntar Ayame, con un débil hilo de voz—. ¿Por qué ahora de repente?

Karoi le sonrió con afabilidad.

—Sigo teniendo mis deberes, pero podemos decir que estoy más libre que antes. Por eso he decidido que, si tú quieres, te entrenaré para que conozcas las técnicas del clan Hōzuki.

Zetsuo había cerrado los ojos, pero a Ayame no le pasó desapercibido el hecho de que había apretado el agarre sobre sus brazos.

—Las técnicas del clan... —repitió, en un murmullo extasiado.

—Sí, las técnicas del clan —asintió el hombre—. Ya conoces las bases del Suika no Jutsu, ¿verdad?

Ayame asintió levemente. De hecho, no sólo conocía sus bases. Había alcanzado la segunda etapa e incluso había desarrollado una técnica propia a partir de los fundamentos de la Técnica de la Hidratación. Pero eso no lo sabía nadie, y era posible que no lo supieran hasta que decidiera usarlas en el torneo.

—Pues yo te enseñaré el resto del repertorio del clan Hōzuki y a perfeccionar tus técnicas. ¿Qué me dices, pequeñaja? Con estos dos me temo que no vas a poder avanzar...

Algo se removió dentro de Ayame al escuchar aquellas palabras.

—Basta, Karoi —intervino Zetsuo, con ojos relampagueantes—. No permitiré que la extorsiones de esa manera.

—¿Extorsionar? ¿Pero qué estás diciendo, viejo chocho? ¿Acaso me vas a decir que es mentira? ¿Pretendéis enseñarle vosotros los secretos del c...?

—¡Me importa una mierda vuestro clan! ¡¡Ella es una Aotsuki, no una Hozuki!!

Temblando de terror, Ayame se encogió ligeramente sobre sí misma, asustada ante la repentina explosión. Karoi la miró directamente, quizás buscando una respuesta a su invitación, pero fue incapaz de responder. Finalmente, su tío sonrió y se dio media vuelta.

—En fin. Yo ya he dicho todo lo que tenía que decir, la decisión está en tus manos pequeñaja. Ha sido un placer.

Le extendió la mano. Tras un momento de duda, Ayame se la estrechó y algo áspero rozó su palma. Karoi volvió a sonreír y le revolvió el pelo en un último gesto antes de encaminar el pasillo hacia la salida del hotel.

¡Bye-bye!

Todo se mantuvo inamovible durante algunos tensos segundos. Finalmente, Zetsuo resopló y se digirió a la cocina para limpiar los restos del café que habían ensuciado la encimera después de que la cafetera estallara. Ayame ignoró todo lo demás y se dirigió a un rincón de la habitación para tumbarse en su cama.

Desdobló el papel que le había pasado Karoi y lo leyó por lo menos tres veces.

"Si aceptas, te esperaré en el lago que queda al oeste del estadio del torneo."

Demasiadas cosas en las que pensar...
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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RE: [Unific] ¿Prefieres que sea yo? - por Aotsuki Ayame - 15/02/2016, 02:10


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