16/10/2022, 19:56
(Última modificación: 17/10/2022, 00:49 por Tsukiyama Daigo. Editado 1 vez en total.)
La jōnin siguió mirando alrededor, sin responderle inmediatamente a su alumna hasta varios segundos más tarde.
— No hará falta. —Le respondió, antes de empezar a caminar.
Fuyu podría entonces ver hacia donde se dirigía. No demasiado lejos había una especie de comedor al aire libre. La Uchiha podría ver a varias personas sentadas alrededor de unas mesas de madera colocadas en un suelo de madera, sin ninguna pared alrededor. Allí, podría ver a una niña de piel morena y ojos verdes que no parecía llegar a los doce años de edad moviéndose ágilmente entre las mesas, con una sonrisa en el rostro. En la cocina, que no era más que unos fogones, cazuelas y sartenes colocados tras un mostrador, una anciana de piel morena y un hombre blanco, alto y delgado preparaban los pedidos.
Justo al lado de la cocina, tras el mismo mostrador, una mujer alta, pecosa y con el cabello largo y castaño vendía frutas, verduras y pan.
— Este sitio... es nuevo.
Kinumi probablemente sí que reconocería el lugar, quizás porque lo había visitado antes, o quizás porque alguien le había hablado del sitio. Se trataba de una cafetería que había sido abierta un año atrás por unas refugiadas del País del Viento. Antes se trataba de un establecimiento con sus paredes y su techo, por supuesto, pero parecía que el lugar no había conseguido recuperarse desde lo sucedido con La Guerrilla.
— ¡Hola! ¿Mesa para dos? —Apenas habían llegado frente al local, la chiquilla que estaba atendiendo a los clientes apareció frente a ellas.
— No hará falta. —Le respondió, antes de empezar a caminar.
Fuyu podría entonces ver hacia donde se dirigía. No demasiado lejos había una especie de comedor al aire libre. La Uchiha podría ver a varias personas sentadas alrededor de unas mesas de madera colocadas en un suelo de madera, sin ninguna pared alrededor. Allí, podría ver a una niña de piel morena y ojos verdes que no parecía llegar a los doce años de edad moviéndose ágilmente entre las mesas, con una sonrisa en el rostro. En la cocina, que no era más que unos fogones, cazuelas y sartenes colocados tras un mostrador, una anciana de piel morena y un hombre blanco, alto y delgado preparaban los pedidos.
Justo al lado de la cocina, tras el mismo mostrador, una mujer alta, pecosa y con el cabello largo y castaño vendía frutas, verduras y pan.
— Este sitio... es nuevo.
Kinumi probablemente sí que reconocería el lugar, quizás porque lo había visitado antes, o quizás porque alguien le había hablado del sitio. Se trataba de una cafetería que había sido abierta un año atrás por unas refugiadas del País del Viento. Antes se trataba de un establecimiento con sus paredes y su techo, por supuesto, pero parecía que el lugar no había conseguido recuperarse desde lo sucedido con La Guerrilla.
— ¡Hola! ¿Mesa para dos? —Apenas habían llegado frente al local, la chiquilla que estaba atendiendo a los clientes apareció frente a ellas.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.