25/10/2022, 16:57
Fuyu pudo notar como su maestra la miraba de reojo cuando se vino arriba y declaró que juntas podrían parar a quien sea. También pudo notar algo parecido a una media sonrisa por parte de Yuki, quien había devuelto la mirada al frente.
— Cuando termine tu entrenamiento no me necesitarás para parar a quien sea.
Al poco tiempo de decir aquello, la jōnin se detuvo justo frente a una carnicería, a la que entró para empezar a revisar la carne, sin decirle nada al dependiente.
— Tienes potencial. Probablemente más que yo. Si tuviera que ponerte alguna pega... eres demasiado tranquila para mi gusto. —Le dijo, mientras levantaba una pieza de lomo—. Aunque supongo que no es algo malo.
Finalmente se decidió por las piezas de carne que quería, dejándolas encima del mostrador. Se trataban de tres piezas de lomo de vaca con bastante buena pinta. Mientras Yuki hablaba con Fuyu, el encargado pesaba la carne en una báscula antes de guardarlas en unas bolsas de papel e informarle del precio a la chica, con tono amigable.
— Gracias. —Le agradeció al dueño de la tienda, mientras le dejaba el dinero al encargado en el mostrador.
Si Kinumi no había cogido las bolsas, le haría un ademán con la cabeza para que lo hiciera antes de salir. Al fin y al cabo ella no tenía las manos suficientes para llevar tantas cosas.
— Cuando termine tu entrenamiento no me necesitarás para parar a quien sea.
Al poco tiempo de decir aquello, la jōnin se detuvo justo frente a una carnicería, a la que entró para empezar a revisar la carne, sin decirle nada al dependiente.
— Tienes potencial. Probablemente más que yo. Si tuviera que ponerte alguna pega... eres demasiado tranquila para mi gusto. —Le dijo, mientras levantaba una pieza de lomo—. Aunque supongo que no es algo malo.
Finalmente se decidió por las piezas de carne que quería, dejándolas encima del mostrador. Se trataban de tres piezas de lomo de vaca con bastante buena pinta. Mientras Yuki hablaba con Fuyu, el encargado pesaba la carne en una báscula antes de guardarlas en unas bolsas de papel e informarle del precio a la chica, con tono amigable.
— Gracias. —Le agradeció al dueño de la tienda, mientras le dejaba el dinero al encargado en el mostrador.
Si Kinumi no había cogido las bolsas, le haría un ademán con la cabeza para que lo hiciera antes de salir. Al fin y al cabo ella no tenía las manos suficientes para llevar tantas cosas.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.