15/02/2016, 15:33
Por supuesto, eso sólo significaba que para la noche de fin de año ya sabía amasar la masa con el chakra, pero había dominado el paso del entrenamiento en tan sólo tres días, lo que le había permitido tomarse un pequeño descanso y comenzar con la siguiente fase a cinco días de fin de año.
El siguiente paso trataba de, tal y como le mostró su madre, aplicar el concepto del giro y la fuerza del chakra para obtener una esfera de hilillos de energía que giraban a toda velocidad y en esencia formaban una especie de taladro o torbellino esférico de poder puro. Una cosa muy molona, la verdad.
Aún tardó medio mes, es decir, hasta diez días bien entrados de Bienvenida, en lograr mejoras sustanciales. Fueron unos diez días bastante moviditos, la verdad, porque fue capaz de disfrutar, si es esta la palabra apropiada, de algunos encuentros inesperados con gente que conocía y que no esperaba encontrar.
Finalmente, después de dejar marcados la mitad de árboles del bosquecillo y de que la técnica que le estaba enseñando mamá le explotara más de cincuenta veces en la cara, logró formar una pequeña esfera de chakra que se mantenía estable, flotando encima de la palma de su mano. Sonreía como si ese fuese el logro más grande del mundo, aunque por dentro sabía que la bola tendría que ser el doble de grande, como mínimo, para que se pudiera llamar... Como sea que se llamara aquella cosa, ¡aún no le había dicho ni el nombre!
—¡Ajáaaaa! ¿Qué te parece eso? —exclamó.
Su madre estaba sentada en una roca, con las piernas y los brazos cruzados. Levantó una ceja y soltó una risilla.
—Es pequeño, como tú —se burló—. Pero algo es algo.
Daruu esbozó un pequeño mohín y empezó a hacer fuerza, sacando poder de donde no lo había.
—¿Ah sí? ¡Ahora verás!
BIM.
Era de esperar. La técnica le estalló en la cara de nuevo.
—¡AAAayyy! Jopé, esto hace daño incluso sin concentrar, no sé para qué tengo que hacer una bola si se lo puedo estallar en la cara a alguien —se quejó.
—Eso... ¿por qué tienes que hacerlo? —dijo su madre—. Me parece buena idea. Si consiguieras que estallara sólo hacia adelante, claro. Ahora mismo si te explota en la cara no es muy útil.
—JAAAAAÁ-JAAAAÁ, muy graciosa —dijo, pero sinceramente lo meditó un instante. Tenía que probarlo, sí, ¿por qué no? Además, sería su propia técnica, algo original...— ¡Y oye, no me has dicho como se llama!
—Rasengan. Se llama Rasengan. Si la usas en el torneo, asegúrate de gritarlo bien alto. Grítalo bien alto, Daruu, para que no haya dudas, quiero ver la cara que ponen los de Uzu, especialmente la Uzukage, jejejeje...
No estaba seguro de que eso fuese una buena idea. Tampoco quería que le tomasen manía ahora los de Uzushio...
—¿Cuándo es el torneo? Dijiste que...
—Salimos mañana por la mañana. ¿Qué, sorprendido? Te dije que sería un milagro que dominases la técnica antes del torneo... Y has tardado menos que yo en llegar hasta aquí. Venga, vámonos, tenemos que recoger cosas.
Daruu hinchó el pecho. Era la primera vez que se sentía orgulloso de sí mismo en mucho tiempo.
El siguiente paso trataba de, tal y como le mostró su madre, aplicar el concepto del giro y la fuerza del chakra para obtener una esfera de hilillos de energía que giraban a toda velocidad y en esencia formaban una especie de taladro o torbellino esférico de poder puro. Una cosa muy molona, la verdad.
Aún tardó medio mes, es decir, hasta diez días bien entrados de Bienvenida, en lograr mejoras sustanciales. Fueron unos diez días bastante moviditos, la verdad, porque fue capaz de disfrutar, si es esta la palabra apropiada, de algunos encuentros inesperados con gente que conocía y que no esperaba encontrar.
Finalmente, después de dejar marcados la mitad de árboles del bosquecillo y de que la técnica que le estaba enseñando mamá le explotara más de cincuenta veces en la cara, logró formar una pequeña esfera de chakra que se mantenía estable, flotando encima de la palma de su mano. Sonreía como si ese fuese el logro más grande del mundo, aunque por dentro sabía que la bola tendría que ser el doble de grande, como mínimo, para que se pudiera llamar... Como sea que se llamara aquella cosa, ¡aún no le había dicho ni el nombre!
—¡Ajáaaaa! ¿Qué te parece eso? —exclamó.
Su madre estaba sentada en una roca, con las piernas y los brazos cruzados. Levantó una ceja y soltó una risilla.
—Es pequeño, como tú —se burló—. Pero algo es algo.
Daruu esbozó un pequeño mohín y empezó a hacer fuerza, sacando poder de donde no lo había.
—¿Ah sí? ¡Ahora verás!
BIM.
Era de esperar. La técnica le estalló en la cara de nuevo.
—¡AAAayyy! Jopé, esto hace daño incluso sin concentrar, no sé para qué tengo que hacer una bola si se lo puedo estallar en la cara a alguien —se quejó.
—Eso... ¿por qué tienes que hacerlo? —dijo su madre—. Me parece buena idea. Si consiguieras que estallara sólo hacia adelante, claro. Ahora mismo si te explota en la cara no es muy útil.
—JAAAAAÁ-JAAAAÁ, muy graciosa —dijo, pero sinceramente lo meditó un instante. Tenía que probarlo, sí, ¿por qué no? Además, sería su propia técnica, algo original...— ¡Y oye, no me has dicho como se llama!
—Rasengan. Se llama Rasengan. Si la usas en el torneo, asegúrate de gritarlo bien alto. Grítalo bien alto, Daruu, para que no haya dudas, quiero ver la cara que ponen los de Uzu, especialmente la Uzukage, jejejeje...
No estaba seguro de que eso fuese una buena idea. Tampoco quería que le tomasen manía ahora los de Uzushio...
—¿Cuándo es el torneo? Dijiste que...
—Salimos mañana por la mañana. ¿Qué, sorprendido? Te dije que sería un milagro que dominases la técnica antes del torneo... Y has tardado menos que yo en llegar hasta aquí. Venga, vámonos, tenemos que recoger cosas.
Daruu hinchó el pecho. Era la primera vez que se sentía orgulloso de sí mismo en mucho tiempo.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)