11/11/2022, 14:28
Chika se hallaba al lado de Kimi, meditando con ella. No era algo que hiciese a menudo, no era algo que soliese hacer, sin embargo, ultimamente habían sido más de un par de veces. No sabía qué pasaba por la cabeza de su hermana cuando meditaba, pero tenía la certeza de que era muy diferente a lo que pasaba por la suya.
Iban a hacer un torneo, iba a tener que pelear con todos sus hermanos y con sus hermanas, con su hermana. Osea, podía tocarle con una de ellas, podía tocarle con Kimi, y entonces tendría que darle terrible paliza a Miki, Kira, Momo, Mami y a todos los demás. ¿Cómo iba a hacerlo? Sobre eso meditaba, sobre superar algo que no podía superar.
Su fuerza no paraba de aumentar, su poder no dejaba de aumentar y, aún así, ese muro inamovible seguía ante ella. Y todo sería infinitamente más facil si no supiese la respuesta, ese muro fuese un gran enigma y solo estuviese buscando una gran revelación. Esa era la raiz de todo su malestar. Sabía perfectamente por qué ese muro no se movía. Porque era incapaz de verlo como un muro, como un obstaculo.
¿Qué había de malo en no querer hacerle daño a su hermana? ¿Por qué tenía que superar eso? ¡No quería hacerle daño a su hermana! Ni a ninguna de sus hermanas. A ninguno de los presentes. Y si luchaba en serio, ¡les haría daño! No veía el problema. Sabía que les molestaba, pero las prefería molestas que heridas. ¿O tal vez no?
Esa era toda la meditación que hacía Chika. Sopesar una y otra vez los pros y los contras de ambas vertientes. Y siempre acababa en el mismo punto. Podía darse todos los motivos del mundo, podía tener todas las flechas apuntando a que tenía que pelear de verdad, que llegado el momento... Estaba segura de que se contendría igual.
¿Quería? ¿No quería? ¿Debía? ¿No debía?
En lugar de una serena y tranquila meditación, Chika tenía el ceño fruncido y parecía estar esforzandose más que cuando entrenaba ahora que estaba simplemente meditando.
Iban a hacer un torneo, iba a tener que pelear con todos sus hermanos y con sus hermanas, con su hermana. Osea, podía tocarle con una de ellas, podía tocarle con Kimi, y entonces tendría que darle terrible paliza a Miki, Kira, Momo, Mami y a todos los demás. ¿Cómo iba a hacerlo? Sobre eso meditaba, sobre superar algo que no podía superar.
Su fuerza no paraba de aumentar, su poder no dejaba de aumentar y, aún así, ese muro inamovible seguía ante ella. Y todo sería infinitamente más facil si no supiese la respuesta, ese muro fuese un gran enigma y solo estuviese buscando una gran revelación. Esa era la raiz de todo su malestar. Sabía perfectamente por qué ese muro no se movía. Porque era incapaz de verlo como un muro, como un obstaculo.
¿Qué había de malo en no querer hacerle daño a su hermana? ¿Por qué tenía que superar eso? ¡No quería hacerle daño a su hermana! Ni a ninguna de sus hermanas. A ninguno de los presentes. Y si luchaba en serio, ¡les haría daño! No veía el problema. Sabía que les molestaba, pero las prefería molestas que heridas. ¿O tal vez no?
Esa era toda la meditación que hacía Chika. Sopesar una y otra vez los pros y los contras de ambas vertientes. Y siempre acababa en el mismo punto. Podía darse todos los motivos del mundo, podía tener todas las flechas apuntando a que tenía que pelear de verdad, que llegado el momento... Estaba segura de que se contendría igual.
¿Quería? ¿No quería? ¿Debía? ¿No debía?
En lugar de una serena y tranquila meditación, Chika tenía el ceño fruncido y parecía estar esforzandose más que cuando entrenaba ahora que estaba simplemente meditando.