11/11/2022, 16:00
Durante varios minutos, se hizo el silencio en la sala. Aparte del sonido de los pasos de Miki y Kenshin corriendo, no se escucharía a nada ni a nadie más. La mayoría de ellos estaban demasiado nerviosos, no por el torneo, sino por saber lo que acabaría sucediendo con su hermano.
Luego de unos minutos, al notar el estado de su hermana, Kimi le pondría la mano en el hombro, pero no la agitaría ni nada por el estilo para que dejase de meditar. Solo quería hacerle saber que estaba allí. Solo si se giraba para verla, Chika se encontraría con su hermana, sonriéndole con amabilidad.
— No tienes por qué participar si no estás cómoda. —Le recordó, suponiendo que eso era lo que la preocupaba—. Si quieres, puedes ver los combates con papá y-
Antes de terminar de hablar, Kimi fue interrumpida por la puerta del dojo, que se abrió de golpe.
— ¡CHICOS! ¿¡SABÍAN QUE MI PADRE ES UN EXILIADO DE AQUÍ!? —Un joven bastante bien parecido de piel blanca, rubio y de ojos ámbar apareció completamente empapado, abriendo la puerta exterior y estando quizás demasiado emocionado para lo que estaba diciendo.
— ¡Kaze! —Kira se levantó de golpe.
— ¡Kazecchi! —Mami fue a abrazarlo.
— ¡Kazemaru! —Y Momo atropelló tanto a Kazemaru como a Mami, lanzándose a abrazarlo.
— ¿Cómo que un exiliado de aquí? ¿Has recuperado la memoria? —Kenshin pareció ser el único que realmente había escuchado lo que dijo su hermano al entrar.
— ¡Sí! Me la había borrado él, el muy malnacido.
Tras Kazemaru, Raijin finalmente llegó al dojo, cerrando un paraguas justo antes de entrar.
— Le habían sellado los recuerdos. —Corrigió Raijin, mientras se quitaba la chaqueta para colgarla a un lado—. Romper el sello fue realmente complicado. Por eso tardaron tanto con él.
Mientras los hermanos Minami se acercaban todos a saludar a su hermano, Kimi decidió levantarse para darle la bienvenida al hogar, mientras Hotaru empezaba ahora a despertarse.
— ¿Ya empezamos...?
Luego de unos minutos, al notar el estado de su hermana, Kimi le pondría la mano en el hombro, pero no la agitaría ni nada por el estilo para que dejase de meditar. Solo quería hacerle saber que estaba allí. Solo si se giraba para verla, Chika se encontraría con su hermana, sonriéndole con amabilidad.
— No tienes por qué participar si no estás cómoda. —Le recordó, suponiendo que eso era lo que la preocupaba—. Si quieres, puedes ver los combates con papá y-
Antes de terminar de hablar, Kimi fue interrumpida por la puerta del dojo, que se abrió de golpe.
— ¡CHICOS! ¿¡SABÍAN QUE MI PADRE ES UN EXILIADO DE AQUÍ!? —Un joven bastante bien parecido de piel blanca, rubio y de ojos ámbar apareció completamente empapado, abriendo la puerta exterior y estando quizás demasiado emocionado para lo que estaba diciendo.
— ¡Kaze! —Kira se levantó de golpe.
— ¡Kazecchi! —Mami fue a abrazarlo.
— ¡Kazemaru! —Y Momo atropelló tanto a Kazemaru como a Mami, lanzándose a abrazarlo.
— ¿Cómo que un exiliado de aquí? ¿Has recuperado la memoria? —Kenshin pareció ser el único que realmente había escuchado lo que dijo su hermano al entrar.
— ¡Sí! Me la había borrado él, el muy malnacido.
Tras Kazemaru, Raijin finalmente llegó al dojo, cerrando un paraguas justo antes de entrar.
— Le habían sellado los recuerdos. —Corrigió Raijin, mientras se quitaba la chaqueta para colgarla a un lado—. Romper el sello fue realmente complicado. Por eso tardaron tanto con él.
Mientras los hermanos Minami se acercaban todos a saludar a su hermano, Kimi decidió levantarse para darle la bienvenida al hogar, mientras Hotaru empezaba ahora a despertarse.
— ¿Ya empezamos...?