13/11/2022, 17:15
Yuu entraría en pánico cuando sintió el tacto de su cuerpo, intentando deshacerse de este con su casi inexistente fuerza, para separarse un poco de ella con las manos, intentando levantar algo la guardia. Parecía un gato asustado, con los ojos tan abiertos y sudando.
— A-Aaah... — Respondió cuando se dio cuenta de que su acto reflejo había sido en vano. — ¡G-Gracias!
Dijo saliendo casi de inmediato apresurada, con paso torpe. Hasta ella misma se dio cuenta de que la situación parecía empezar a superarla un poco. Cuando era Kurogame Kurokami, no tenía tanto miedo a todo lo que le rodeaba, tan solo eran simples cosas mundanas que no merecían más de un segundo de la atención o un segundo vistazo de la princesa de los demonios. Pero tras la conversación con Datsue, su mundo y todo en lo que había creído se había desmoronado. Ahora tan solo era una chica insegura y asustadiza.
Tras cruzar el marco de la puerta, esperó otra vez un par de segundos mirando la espalda de la chica de cabellos pálidos. Suspiró con profundidad, para cargarse de valor. Esperaba poder hacerla sola, pero era obvio que no todo iba a salir a su gusto.
— P-Perdona... C-Creo que soy tu compañera de misión — dijo levantando una mano temblorosa, mientras con la otra agarraba su propia camisa a la altura del corazón.
— A-Aaah... — Respondió cuando se dio cuenta de que su acto reflejo había sido en vano. — ¡G-Gracias!
Dijo saliendo casi de inmediato apresurada, con paso torpe. Hasta ella misma se dio cuenta de que la situación parecía empezar a superarla un poco. Cuando era Kurogame Kurokami, no tenía tanto miedo a todo lo que le rodeaba, tan solo eran simples cosas mundanas que no merecían más de un segundo de la atención o un segundo vistazo de la princesa de los demonios. Pero tras la conversación con Datsue, su mundo y todo en lo que había creído se había desmoronado. Ahora tan solo era una chica insegura y asustadiza.
Tras cruzar el marco de la puerta, esperó otra vez un par de segundos mirando la espalda de la chica de cabellos pálidos. Suspiró con profundidad, para cargarse de valor. Esperaba poder hacerla sola, pero era obvio que no todo iba a salir a su gusto.
— P-Perdona... C-Creo que soy tu compañera de misión — dijo levantando una mano temblorosa, mientras con la otra agarraba su propia camisa a la altura del corazón.