16/12/2022, 15:41
Los ojos de Yuu bailaban por todo el edificio, pero no por curiosidad a lo que había colgado, los muebles o pertenencias, sino por todos los gatos que había. Los más pequeños se veían realmente adorables, Yuu no podía evitar ensanchar su sonrisa cada vez que uno pasaba por su lado acariciando sus piernas. No parecían desnutridos ni deshidratados, y de más allá del pelo momentáneo o alguna suciedad que habían traído con sus patas, la casa estaba limpia de heces, basura o similares. Finalmente, llegaron a una habitación donde la chica se desplomó sobre un sofá como un peso muerto, para ofrecerles posteriormente que se sentaran.
Yuu aceptó sin pensárselo, y se moría de ganas por acariciar gatitos. Por lo que ya empezaba a abrir la boca de forma inconsciente debida a su ilusión. Les acercaba el dorso de la mano para que la pudieran olear, intentando no dar ninguna señal de amenaza o que se pudiera malinterpretar; no recordó si lo había leído u oído en algún lado sobre que debía hacerse algo así al tratar con gatos que no te conocen. En parte le daba envidia la chica, siendo sepultada entre tanto gatete.
Si la aceptaban y la querían, podía volverse un muñeco de gatos. Como un muñeco de nieve, pero solo de gatos. Además, con el calorcito que emitían seguro que se estaba bastante a gusto
Yuu aceptó sin pensárselo, y se moría de ganas por acariciar gatitos. Por lo que ya empezaba a abrir la boca de forma inconsciente debida a su ilusión. Les acercaba el dorso de la mano para que la pudieran olear, intentando no dar ninguna señal de amenaza o que se pudiera malinterpretar; no recordó si lo había leído u oído en algún lado sobre que debía hacerse algo así al tratar con gatos que no te conocen. En parte le daba envidia la chica, siendo sepultada entre tanto gatete.
Si la aceptaban y la querían, podía volverse un muñeco de gatos. Como un muñeco de nieve, pero solo de gatos. Además, con el calorcito que emitían seguro que se estaba bastante a gusto