18/12/2022, 00:27
Yuu sonrió ligeramente triunfante. De alguna forma, su senpai había accedido a dejarla entretenerse con aquel gatito un rato más. Y como si de la mayor de las recompensas se tratara, Yuu aprovecharía todo lo que pudiera aquella bendición que los Dioses le habían ofrecido.
Le acariciaba las patitas, y jugó con él moviéndole un poco las patas delanteras. La mayor parte del tiempo se lo pasaba rascándole detrás de sus orejitas o debajo de la barbilla. También a lo largo de su espina dorsal y sobre todo en la parte que conectaba el final de esta con su cola. También quería escuchar el ronroneo, por lo que se lo pegó al oído en una ocasión cuando vio que este estaba de lo más a gusto con ella. Esto haría que se le esbozara otra sonrisa bobalicona, junto a un pequeño rubor en sus mejillas.
— ¿Todos estos gatos son tuyos? ¿Cómo se llaman? — dijo completamente ilusionada.
Le acariciaba las patitas, y jugó con él moviéndole un poco las patas delanteras. La mayor parte del tiempo se lo pasaba rascándole detrás de sus orejitas o debajo de la barbilla. También a lo largo de su espina dorsal y sobre todo en la parte que conectaba el final de esta con su cola. También quería escuchar el ronroneo, por lo que se lo pegó al oído en una ocasión cuando vio que este estaba de lo más a gusto con ella. Esto haría que se le esbozara otra sonrisa bobalicona, junto a un pequeño rubor en sus mejillas.
— ¿Todos estos gatos son tuyos? ¿Cómo se llaman? — dijo completamente ilusionada.