16/02/2016, 23:43
Efectivamente, mis sospechas eran correctas, aquellos sujetos no lo conocían, no iban a intercambiar información, vender armas, ni drogas ni nada ilegal. Ahora ¿Cómo hacía aquel chico para meterse en problemas en uno tras otro? No pensé más, iba a intervenir, después de todo yo también represento la autoridad también, o no?
-¿Qué creen que están haciendo?- Dije fuertemente y con seriedad, mi posición fue revelada, me encontraba justo por encima de todo ellos, traté de reflejar una imagen que denotará autoridad, mi corta edad podría jugarme una mala pasada. Después de llamar la atención de todos, descendí hábilmente hasta quedar con Kazuma, rodeado por aquellos sujetos. - La advertencia está dada.- Pronuncie, aunque sabía que el combate no se podría detener, logré ver esa decisión en sus pupilas.
-Acabaré con esto en un instante.- Murmuré al peliblanco.- Y tú y yo vamos a hablar luego de esto.- Dije con la misma seriedad de antes. –Quédate detrás de mi.-
Tome con mi diestra el abanico, y luego lo sujete con ambas manos, aún no podía usarlo perfectamente con una sola mano, pero eso no me detendría aquellos demostraban ser unos ladronzuelos. -Se los advertí.- Expresé al escuchar los pasos que venían de la entrada del callejón, simplemente me giré y blandí el abanico de metal, emitiendo unas ondas de viento, que si se les miraba de le lejos podían verse como una red de viento muy filosa; la misma arremetió con los que rodeaban la retaguardia de los shinobis. Esta técnica les crearía multiples cortes a su piel y ropajes, quizás me excedí con la técnica pero estaba molesto ya de ese tipo de actitudes. Al terminar de ejecutar la primera técnica me volteé nuevamente a ver a donde se encontraba el supuesto líder y realicé el mismo acto, no iba a dar chance a nada; la misma técnica fue ejecutada y se hizo presente la corriente de viento en forma de red que amenazaba con derramar la sangre de los malhechores en el callejón.
-Basta ya de dejar impunes a los ladrones.- Con seguridad y con violencia me habría encargado de los sujetos que amenazaban la integridad del extranjero, aunque no dudaba de sus habilidades de ninja, decidí tomar la justicia por mis propias manos, después de todo estábamos en un territorio en el que podía ejercer mi autoridad sin problemas.
-Será mejor que salgamos del callejón ahora, estarán bien, creo.- Sonreí un poco burlón, sí me había excedido pero no era la primera vez desde que yo estaba ahí que ocurrían ese tipo de actos. -Vamos- Realicé un ademan para que le acompañara al inicio del callejón, por donde él había entrado.
-¿Qué creen que están haciendo?- Dije fuertemente y con seriedad, mi posición fue revelada, me encontraba justo por encima de todo ellos, traté de reflejar una imagen que denotará autoridad, mi corta edad podría jugarme una mala pasada. Después de llamar la atención de todos, descendí hábilmente hasta quedar con Kazuma, rodeado por aquellos sujetos. - La advertencia está dada.- Pronuncie, aunque sabía que el combate no se podría detener, logré ver esa decisión en sus pupilas.
-Acabaré con esto en un instante.- Murmuré al peliblanco.- Y tú y yo vamos a hablar luego de esto.- Dije con la misma seriedad de antes. –Quédate detrás de mi.-
Tome con mi diestra el abanico, y luego lo sujete con ambas manos, aún no podía usarlo perfectamente con una sola mano, pero eso no me detendría aquellos demostraban ser unos ladronzuelos. -Se los advertí.- Expresé al escuchar los pasos que venían de la entrada del callejón, simplemente me giré y blandí el abanico de metal, emitiendo unas ondas de viento, que si se les miraba de le lejos podían verse como una red de viento muy filosa; la misma arremetió con los que rodeaban la retaguardia de los shinobis. Esta técnica les crearía multiples cortes a su piel y ropajes, quizás me excedí con la técnica pero estaba molesto ya de ese tipo de actitudes. Al terminar de ejecutar la primera técnica me volteé nuevamente a ver a donde se encontraba el supuesto líder y realicé el mismo acto, no iba a dar chance a nada; la misma técnica fue ejecutada y se hizo presente la corriente de viento en forma de red que amenazaba con derramar la sangre de los malhechores en el callejón.
-Basta ya de dejar impunes a los ladrones.- Con seguridad y con violencia me habría encargado de los sujetos que amenazaban la integridad del extranjero, aunque no dudaba de sus habilidades de ninja, decidí tomar la justicia por mis propias manos, después de todo estábamos en un territorio en el que podía ejercer mi autoridad sin problemas.
-Será mejor que salgamos del callejón ahora, estarán bien, creo.- Sonreí un poco burlón, sí me había excedido pero no era la primera vez desde que yo estaba ahí que ocurrían ese tipo de actos. -Vamos- Realicé un ademan para que le acompañara al inicio del callejón, por donde él había entrado.