17/02/2016, 00:18
Ante el repentino acoso de aquel extraño hombre, Ditduko respondió de forma increíblemente veloz, puede que ya acostumbrada a los babosos, y trató de complacer al hombre.
- ¡Lo sé! ¡Son hermosas! Más alcance que las katanas y también ofrecen mejor defensa y ni hablemos de aquellas que pueden ser lanzadas. ¡Con una lanza ni siquiera necesitas preocuparte por las distancias! - Decía la kunoichi acelerando la velocidad de su habla considerablemente y con cierto brillo en su mirada como si realmente opinase todo eso de las armas que estaba tratando de evitar, tal vez de esta manera los dejarían seguir adelante sin problemas y claro, tomar la mano del adulto para dejarle unas cuantas monedas. - Muchas gracias por su excelente servicio, se lo agradeceré por siempre señor Yagura Takeshi. - Dijo con alegría ya dispuesta a escabullirse por un lado del hombretón.
- Si, muchas gracias - Juro imitó a su compañera y ambos trataron de rechazar al hombre.
Pero no pudieron ni dar dos pasos.
- Oh, muchas gracias. Así da gusto enseñar a la gente, hasta me habeis pagado... Viendo que adoráis tanto estas armas, colegas lanceros, entonces de mi boca no puede salir nada más... - Empezó a decir, provocando que Juro se alegrase por unos momentos, hasta que... - Nada más además de un montón de datos sobre las lanzas de la sala, por supuesto. Iba a daros una versión resumida, propia de idiotas sin dos dedos de frente. Pero vosotros, adeptos de esta gran arma, merecéis que os de la información con todo lujo de detalles.
Juro le dirigió una mirada a su compañera, con un claro signo de: "Estamos jodidos". Takeshi paso sus brazos alrededor de los hombros de ambos y sin mediar palabra, los arrastró hasta el principio de la sala, al lado de la primera vitrina. En ella había una gran lanza compuesta por un palo alargado y una piedra puntiaguda atada a este con una cuerda.
- Muy bien, tomad asiento si quereis - dijo, mientras miraba hacia ambas salidas, buscando ver a alguien. Como no parecía ir nadie, siguió - Antes de empezar... ¿Donde están vuestras lanzas? ¿Sois shinobis, no? Supongo que habréis traído vuestra arma favorita. Al menos para la firma de lanzas al final de la sesión.
- ¡Lo sé! ¡Son hermosas! Más alcance que las katanas y también ofrecen mejor defensa y ni hablemos de aquellas que pueden ser lanzadas. ¡Con una lanza ni siquiera necesitas preocuparte por las distancias! - Decía la kunoichi acelerando la velocidad de su habla considerablemente y con cierto brillo en su mirada como si realmente opinase todo eso de las armas que estaba tratando de evitar, tal vez de esta manera los dejarían seguir adelante sin problemas y claro, tomar la mano del adulto para dejarle unas cuantas monedas. - Muchas gracias por su excelente servicio, se lo agradeceré por siempre señor Yagura Takeshi. - Dijo con alegría ya dispuesta a escabullirse por un lado del hombretón.
- Si, muchas gracias - Juro imitó a su compañera y ambos trataron de rechazar al hombre.
Pero no pudieron ni dar dos pasos.
- Oh, muchas gracias. Así da gusto enseñar a la gente, hasta me habeis pagado... Viendo que adoráis tanto estas armas, colegas lanceros, entonces de mi boca no puede salir nada más... - Empezó a decir, provocando que Juro se alegrase por unos momentos, hasta que... - Nada más además de un montón de datos sobre las lanzas de la sala, por supuesto. Iba a daros una versión resumida, propia de idiotas sin dos dedos de frente. Pero vosotros, adeptos de esta gran arma, merecéis que os de la información con todo lujo de detalles.
Juro le dirigió una mirada a su compañera, con un claro signo de: "Estamos jodidos". Takeshi paso sus brazos alrededor de los hombros de ambos y sin mediar palabra, los arrastró hasta el principio de la sala, al lado de la primera vitrina. En ella había una gran lanza compuesta por un palo alargado y una piedra puntiaguda atada a este con una cuerda.
- Muy bien, tomad asiento si quereis - dijo, mientras miraba hacia ambas salidas, buscando ver a alguien. Como no parecía ir nadie, siguió - Antes de empezar... ¿Donde están vuestras lanzas? ¿Sois shinobis, no? Supongo que habréis traído vuestra arma favorita. Al menos para la firma de lanzas al final de la sesión.