17/02/2016, 00:49
Tras el estampamiento de mortero y cadáveres de arácnidos, ver esparcidos sus pedacitos y su líquido vital estaba dispuesto a dirigirme al bufón que teníamos en nuestras narices.
Pero estaba resultando demasiado fácil todo. Demasiado para ser real.
En cuanto traté de agarrar su cuello con mi mano, la cual estaba totalmente tensa, el tipo evadió aquel iluso intento con una facilidad pasmosa y ahora era yo el que era presa por sus ataduras para acabar empotrandome contra la pared. Tuve la lucidez suficiente como para poner mi rostro de perfil y que no chafase mi nariz, haciendo que todo el golpe lo absorbiera mi mejilla y mi oreja.
-¡Agh!- grité dolorido.
No pude siquiera reaccionar. Escuché aquel golpe y segundos después note algo en mis brazos y piernas. Eché la vista a mi mano más cercana y vi una cosa negra que apretaba con dureza y me mantenía pegado a la maldita pared.
*¿Qué..?*
—El bastón era nuevo. Y las arañas, y el mortero. ¡Muy caros, muy caros! ¡UN!
-¡Qué te jodan!-
Seguía aumentando mi rabia y ya como que me da igual seguir ofendiendo y tocándole las pelotas al chamán. Menos me importaba si sus utensilios y su bastón eran nuevos o caros. Merecía lo que había hecho.
*¡Por asesino!*
Pero tras mis calumnias llegaron las hostias. Hostias como panes de un nuevo bastón y todos en la maldita cabeza. Joder dolía como mil demonios y en cada golpe soltaba un nuevo quejido, cada vez más audible y cada vez más cargado de impotencia.
—Esto... señor... Señor, es que el pobre está un poco piripi y de vez en cuando tiene estos ataques, no es su culpa, él...
Mi interior agradeció la defensa que me hizo el recién conocido Daruu, pero no esperaba clemencia por parte del supuesto médico.
—Que te calle, gilipolla, contigo no estoy hablando
Un nuevo golpe, esta vez en el cuerpo de Daruu. Parecía que realmente disfrutaba con nuestro sufrimiento, ¿Por qué tuvo que azotar al shinobi de Amegakure?
-¿Señor?- pregunté con sarcasmo a la vez que soltaba una más que forzada risa -No es un señor, amigo. ¡Es un maldito asesino de arañas!-
*Desafortunadamente para ti, has ido a toparte con la peor araña posible*
Traté de girar un poco más la cabeza y pude como estaba Daruu cubriendo la pierna que más que posiblemente acababa de ser golpeada.
Al ver aquello, mi respiración se vio acelerada al igual que los latidos de mi corazón. Si me quería muerto a mi bien, podría intentarlo, pero no iba a hipotecar la participación en el torneo de Daruu.
-Oye asesino, me quieres a mí, ¿Verdad? Deja que él se marche. Él no tiene la culpa de nada-
Pero estaba resultando demasiado fácil todo. Demasiado para ser real.
En cuanto traté de agarrar su cuello con mi mano, la cual estaba totalmente tensa, el tipo evadió aquel iluso intento con una facilidad pasmosa y ahora era yo el que era presa por sus ataduras para acabar empotrandome contra la pared. Tuve la lucidez suficiente como para poner mi rostro de perfil y que no chafase mi nariz, haciendo que todo el golpe lo absorbiera mi mejilla y mi oreja.
-¡Agh!- grité dolorido.
No pude siquiera reaccionar. Escuché aquel golpe y segundos después note algo en mis brazos y piernas. Eché la vista a mi mano más cercana y vi una cosa negra que apretaba con dureza y me mantenía pegado a la maldita pared.
*¿Qué..?*
—El bastón era nuevo. Y las arañas, y el mortero. ¡Muy caros, muy caros! ¡UN!
-¡Qué te jodan!-
Seguía aumentando mi rabia y ya como que me da igual seguir ofendiendo y tocándole las pelotas al chamán. Menos me importaba si sus utensilios y su bastón eran nuevos o caros. Merecía lo que había hecho.
*¡Por asesino!*
Pero tras mis calumnias llegaron las hostias. Hostias como panes de un nuevo bastón y todos en la maldita cabeza. Joder dolía como mil demonios y en cada golpe soltaba un nuevo quejido, cada vez más audible y cada vez más cargado de impotencia.
—Esto... señor... Señor, es que el pobre está un poco piripi y de vez en cuando tiene estos ataques, no es su culpa, él...
Mi interior agradeció la defensa que me hizo el recién conocido Daruu, pero no esperaba clemencia por parte del supuesto médico.
—Que te calle, gilipolla, contigo no estoy hablando
Un nuevo golpe, esta vez en el cuerpo de Daruu. Parecía que realmente disfrutaba con nuestro sufrimiento, ¿Por qué tuvo que azotar al shinobi de Amegakure?
-¿Señor?- pregunté con sarcasmo a la vez que soltaba una más que forzada risa -No es un señor, amigo. ¡Es un maldito asesino de arañas!-
*Desafortunadamente para ti, has ido a toparte con la peor araña posible*
Traté de girar un poco más la cabeza y pude como estaba Daruu cubriendo la pierna que más que posiblemente acababa de ser golpeada.
Al ver aquello, mi respiración se vio acelerada al igual que los latidos de mi corazón. Si me quería muerto a mi bien, podría intentarlo, pero no iba a hipotecar la participación en el torneo de Daruu.
-Oye asesino, me quieres a mí, ¿Verdad? Deja que él se marche. Él no tiene la culpa de nada-
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