17/02/2016, 19:56
El trabajo de shinobi al final de cuentas no era lo que todo mundo afirmaba, al menos no para un par de genins recién salidos de la academia como lo eran ellas dos, encima resultó ser que Ritsuko era la que más experiencia tenía y eso daba pena. ~ Entonces fue por eso… ~ Pensaba algo decaída la kunoichi de cabellos rojos, tendría que ponerse a entrenar y a completar varias misiones si pretendía participar en algún otro evento que pudiese darse en el futuro. Lo que le hacía recordar algo que vivió hace unos meses justo sobre las raíces del árbol sagrado. ~ ¿Será...? El tipo va a estar feliz si consigo al tercer genin… ~
La posibilidad estaba, y en realidad la rubia le estaba cayendo bastante bien además de que tenían un par de detalles en común como el 'dolor' por no haber sido invitadas a un evento de tal calibre como un torneo de semejante talante. ~ ¿Quiénes fueron invitados… ~ Se preguntaba la kunoichi mientras mantenía la mirada perdida en la nada, parecía a punto de dormirse.
-. Oye... ¿No tienes la sensación de que nos están observando?
Consultó la chica de piel morena a lo que Ritsuko simplemente respondió con un tono sumamente tranquilo y con los ojos entrecerrados. - Todo el tiempo… - Dijo restándole importancia a la pregunta de Anzu.
Del otro lado de la pared el gordito seguía lamentándose la pérdida de tiempo, quería ver mujeres voluptuosas totalmente desnudas pero en su lugar se había encontrado dos chicas que físicamente seguían siendo simples niñas. ¿Curvas? Las justas y necesarias para decir que son mujeres o que algún día lo serán cosa que no le resultaba suficiente al pervertido que realmente no tendría muchos años más que las dos féminas. ~ ¡Dónde están las tetonas! ~ Se quejaba en absoluto silencio el chico que ya estaba sudando a causa de la ansiedad que sentía. ~ Takigakure está lleno de mujeres así pero justo ahora vienen estas dos planas... ~ Seguía lamentándose hasta que tuvo la brillante idea de darle un golpesito a la pared. Lejos de ser suficiente para tirar abajo la madera, fue suficiente para hacer que un ruido retumbase por toda la habitación que estaba prácticamente en silencio además de que al ser madera tan delgada también se tambaleó un poco. ~ Mierda… ~
Los ojos de la kunoichi pelirroja se abrieron como platos al ver ese extraño movimiento de la pared, ni siquiera una rata habría podido hacer semejante cosa con lo que pareció ser un simple golpe. - Lo viste… ¿No Anzu...? - Consultó mientras se estiraba a tomar su toalla para levantarse y envolverse en la misma.
La posibilidad estaba, y en realidad la rubia le estaba cayendo bastante bien además de que tenían un par de detalles en común como el 'dolor' por no haber sido invitadas a un evento de tal calibre como un torneo de semejante talante. ~ ¿Quiénes fueron invitados… ~ Se preguntaba la kunoichi mientras mantenía la mirada perdida en la nada, parecía a punto de dormirse.
-. Oye... ¿No tienes la sensación de que nos están observando?
Consultó la chica de piel morena a lo que Ritsuko simplemente respondió con un tono sumamente tranquilo y con los ojos entrecerrados. - Todo el tiempo… - Dijo restándole importancia a la pregunta de Anzu.
Del otro lado de la pared el gordito seguía lamentándose la pérdida de tiempo, quería ver mujeres voluptuosas totalmente desnudas pero en su lugar se había encontrado dos chicas que físicamente seguían siendo simples niñas. ¿Curvas? Las justas y necesarias para decir que son mujeres o que algún día lo serán cosa que no le resultaba suficiente al pervertido que realmente no tendría muchos años más que las dos féminas. ~ ¡Dónde están las tetonas! ~ Se quejaba en absoluto silencio el chico que ya estaba sudando a causa de la ansiedad que sentía. ~ Takigakure está lleno de mujeres así pero justo ahora vienen estas dos planas... ~ Seguía lamentándose hasta que tuvo la brillante idea de darle un golpesito a la pared. Lejos de ser suficiente para tirar abajo la madera, fue suficiente para hacer que un ruido retumbase por toda la habitación que estaba prácticamente en silencio además de que al ser madera tan delgada también se tambaleó un poco. ~ Mierda… ~
Los ojos de la kunoichi pelirroja se abrieron como platos al ver ese extraño movimiento de la pared, ni siquiera una rata habría podido hacer semejante cosa con lo que pareció ser un simple golpe. - Lo viste… ¿No Anzu...? - Consultó mientras se estiraba a tomar su toalla para levantarse y envolverse en la misma.