17/02/2016, 22:12
¡El plan de Ritsuko era perfecto! Pero por algún motivo había fallado y ella no tardó demasiado en chocarse con aquel hombre que parecía más que feliz al haber recibido esa pequeña paga por parte de la pelirroja. Debido a esto la kunoichi desvió la mirada hacia su compañero casi suplicando que hiciera algo pero en respuesta básIcamente recibió el mismo mensaje que intentó darle. ~ Estamos jodidos… ~ Pensó la chica que ya se había quedado sin ideas para salvarse de una visita guiada por un pabellón que no le interesaba en lo más mínimo.
Fue entonces que ambos jóvenes fueron atrapados y hasta interrogados acerca de un par de armas que nunca tuvieron en su poder ya que ninguno de los dos estaba realmente interesado en ese tipo de arma pero en ese instante en que le dijeron que tomara asiento que se le ocurrió una excusa de lo más creíble. - Mírenos, así de escuálidos como somos no podemos levantar estas majestuosas armas, al menos las que se ofrecen en las herrerías de nuestra aldea. - Decía la acelerada pelirroja simulando estar dolida por la situación pero no las cosas no terminaban ahí. - Y… Tengo que ir al baño, en serio estoy al límite y él me acompañaba para asegurarse que no me perdiera. ¿Verdad...? - La última interrogante la lanzó a su compañero de Uzushiogakure, con una sonrisa casi suplicante esperando que le siguiera el juego. A no ser que sea mala persona podrían liberarse de una explicación con lujos de detalles y se conseguirían una buena oportunidad para escaparse, después de todo una visita al baño no se le niega a nadie.
~ Deja que me vaya… ¡Te lo ruego! ~ Pensaba ya desesperada Ritsuko que quería desaparecer de ese pabellón, no le interesaba en lo más mínimo escuchar la historia de las lanzas ni tampoco las ventajas y desventajas, lo que ella quería lo tenía demasiado claro y nadie se lo modificaría por mucho que hablasen maravillas al respecto. ~ Ahora que lo pienso… En serio tengo ganas de ir al baño… ~ Razóno la brillante chica al sentir esa sencilla necesidad totalmente natural en un ser vivo. ~ Pero para eso me tiene que dejar irme… No quiero mearme en pleno museo… ~
Fue entonces que ambos jóvenes fueron atrapados y hasta interrogados acerca de un par de armas que nunca tuvieron en su poder ya que ninguno de los dos estaba realmente interesado en ese tipo de arma pero en ese instante en que le dijeron que tomara asiento que se le ocurrió una excusa de lo más creíble. - Mírenos, así de escuálidos como somos no podemos levantar estas majestuosas armas, al menos las que se ofrecen en las herrerías de nuestra aldea. - Decía la acelerada pelirroja simulando estar dolida por la situación pero no las cosas no terminaban ahí. - Y… Tengo que ir al baño, en serio estoy al límite y él me acompañaba para asegurarse que no me perdiera. ¿Verdad...? - La última interrogante la lanzó a su compañero de Uzushiogakure, con una sonrisa casi suplicante esperando que le siguiera el juego. A no ser que sea mala persona podrían liberarse de una explicación con lujos de detalles y se conseguirían una buena oportunidad para escaparse, después de todo una visita al baño no se le niega a nadie.
~ Deja que me vaya… ¡Te lo ruego! ~ Pensaba ya desesperada Ritsuko que quería desaparecer de ese pabellón, no le interesaba en lo más mínimo escuchar la historia de las lanzas ni tampoco las ventajas y desventajas, lo que ella quería lo tenía demasiado claro y nadie se lo modificaría por mucho que hablasen maravillas al respecto. ~ Ahora que lo pienso… En serio tengo ganas de ir al baño… ~ Razóno la brillante chica al sentir esa sencilla necesidad totalmente natural en un ser vivo. ~ Pero para eso me tiene que dejar irme… No quiero mearme en pleno museo… ~